lunes, 11 de abril de 2011

SEAN QUIENES SEAN, PODEMOS CON ELLOS


Narrado por Jacob

Aunque quería no podía dormir, hablé con Ness y en lugar de satisfacerme me puse más ansioso. Estaba cansado pero esa palabra ya no tenía lugar en mi mente porque ese lugar es para mi Nessie.


Gracias a mi negación de descansar, me  puse a patrullar con Seth, Quil, Embry, Paul y Sam (Leah estaba con Dom y Jared con Kim), ya que hace unas semanas, aparecieron licántropos desconocidos en nuestro territorio. Estuvieron rondando la reserva y mostraron un interés particular en la mansión de los Cullen, aunque nunca se acercaron.


Hace 5 días que no han regresado, pero igual no bajamos la guardia…quiero que éste lugar sea totalmente seguro para ella.


De seguro cuando Ness volviera lo primero que haría sería venir a la playa. Le fascinaba por completo el mar y el reflejo del sol en él. Bella había permitido que viniera a solas conmigo en sólo 2 ocasiones y me aseguré de que esos fueran los mejores días de su vida. Me es imposible olvidar el efecto que producen los rayos del sol sobre su cálida piel, ese tenue brillo sólo la hacía la más fantástica.


Mientras corría por el bosque en mi forma lobuna, y siendo seguido por Seth, mis ojos revisaban cada centímetro del lugar en busca de pistas o señales. El  aroma de “ellos” se percibía levemente en el ambiente y lo que me martillaba la cabeza era que aunque era obvio que buscaban a la familia Cullen, no habían intentado un ataque a pesar de que parte de la familia ya estaba aquí.


La simpática familia de chupasangres, que ya de por sí era grande, había aumentado con la adicción de los 3 encantadores semi-vampiros. Después de enfrentar a los Vulturis creí que no existía nada más por lo cual preocuparse y luego están estos lobos…me  intrigan…hay algo diferente en ellos.


Ya eran más de las 7 de la mañana ya habíamos terminado de patrullar, así que fuera de fase, Seth y yo volvimos a la mansión Cullen para desayunar e informar los resultados de a  búsqueda de hoy.
Como siempre Esme, la esposa del doctor Carlisle, nos recibió con un cálido “buenos días” y una amable sonrisa que nos hizo sentir como en casa.
Emmett estaba en el sofá viendo ESPN junto con Dom, éste abrazaba a Leah usando sus brazos como una trampa de osos…ese chico era muy exagerado, tal vez por eso la rubiecita histérica no estaba presente.
Luego de devorar unos ricos hotcakes con miel, le conversé a Carlisle acerca de  nuestra labor de hoy.


—Al igual que ayer: nada—dije algo cansino.
—Entiendo—contestó con el rostro preocupado—Es extraño que estuvieran tan alertas cuando Esme y yo regresamos, luego desaparecieron para volver a merodear cuando volvieron Em, Rose y Dom. Ahora dejaron de venir otra vez. Tal vez…
—Están esperando que regresen los otros—dijimos Seth y yo al mismo tiempo.
Los demás empezaron a prestarnos atención. Rosalie apareció.
—Es como si buscaran a alguien—mencionó Dom con tono ausente. Tenía la vista en el televisor pero su atención estaba en Leah.
Nos quedamos en silencio.
—Sólo nos queda esperar sin bajar la guardia claro—musitó el jefe del clan Cullen
—No se preocupen, seguiremos vigilando—les aseguré
—Gracias, en verdad les estamos muy agradecidos—
—De nada, Dr. C—contestó Seth que también se había sentado a  ver los deportes.
—Todos somos una familia ahora y debemos protegernos unos a otros—añadí
— ¿Familia? Por favor…es obvio que te refieres tu querida Nessie, si ella no fuese una Cullen, tú no estaría aquí—bufó Emmett con burla. Rose se rió con ganas.


Hice una mueca de disgusto. Vale, él tenía razón pero no tenía porque divulgarlo de aquella manera. Sus comentarios acerca de las relaciones de los demás comenzaban así y luego…empeoraban.
Simplemente lo ignoré.
El sol se asomó entre las nubes, dándole claridad a la mañana y yo sin embargo lo veía todo gris sin Ness a mi lado.


A las 8 Seth hizo llamada desde su celular…él quería hablar con Cass.
Para mí, esa muchacha era extraña. No se comportaba como si estuviese imprimada. Un rato es dulce  al siguiente es inexpresiva.
—Hola Cass, ¿estás bien? Ya llegaste ¿verdad? —
—Yo me divierto a costas de los comentarios de Em sobre Jake—
—Espero que tengas un maravilloso día—hizo una pausa—Cuídate ¿sí? —arrugó el ceño y su voz se puso melancólica
—Te extraño y…te…quiero—se sonrojó y apretó el celular
Al escuchar la respuesta de ella, una gran sonrisa se extendió por su rostro.
—Bye, besos— se despidió.
El día avanzaba y fue Carlisle quien realizó una llamada a Edward.
—Todo está bien. Desmond nos ayudó y ahora es como si fuéramos los nuevos del pueblo…otra vez.
—Sí, Edward—continuó él—Ya no frecuentan el lugar. Jacob y los demás  hacen guardia todos los días.
—Felicita a Bella de nuestra parte de nuevo—dijo. Al mirar los ojos  de su esposa agregó —Ya deseamos ver las fotos—


De repente Dom liberó uno de sus brazos del cuerpo de Leah y pidió con Cass.
Pude ver la incomodidad en el rostro de Seth. A él no le agradaba la relación casi romántica que había entre esos dos.
—Buenos días, princesa—dijo él con voz melosa
— ¿Te encuentras bien?—
—Genial ¿Y Nessie? —
—Recuerda que voy a ir a recogerlas al aeropuerto—
—Nos vemos, te quiero—
Apenas Dom pronunció esas palabras, Seth empezó a hablar con amargura en su voz.
— ¿Por qué lo haces? —
— ¿Hacer qué? —implicó él de forma inocente
— ¿Por qué si amas a  Leah, si ella es tu novia, actúas como si estuvieses enamorado de Cassidy? —lo atacó con el ceño fruncido
—No estoy actuando—contestó con voz seca mientras  volvía a  abrazar a Leah con ambos brazos—Sí me gusta Cassidy. Sería idiota el hombre que no se enamorara de ella—dijo con voz más tranquila mientras jugaba con el cabello de la hermana de Seth.
— ¿Qué? ¿Estás admitiendo que…?—bufó molesto mientras se levantaba del sofá.
—Sí, estoy enamorado de ella—interrumpió Dom a Seth poniéndose de pie y tomando a Leah de la mano—Aunque no es la misma clase de amor que siento por Leah, igual la quiero. Estoy imprimado igual que tú, ¿sabes? —explicó para luego añadir—Así que ya no discutas ¿ok? A ninguna de nuestras chicas les gusta eso.


Seth abrió la boca para decir algo pero luego se arrepintió. Se relajó por completo cuando  Dom y Leah salieron de casa ante la mirada de todos los presentes y no regresaron hasta el atardecer.
La única novedad fue un mensaje de texto que la pequeña Alice le envió a Esme. Era la foto de Bella cuando recibió su diploma, no fue necesario una sonrisa de parte de ella porque igual lucía guapísima.


Todos pasamos la noche allí, aunque Dom y Seth no se hablaban. Leah dormía en una habitación de huéspedes que quedaba al lado de la de su novio…la única que reclamó fue Rosalie, pero ella hace lo que sea para ver a su  hijito sonreír. Seth y yo preferimos los muebles de la sala, igual los Cullen no nos molestan con sus actividades nocturnas. Eran terriblemente sigilosos. Como gatos los enemigos naturales de los perros.
Creo que me encontraba en mi quinto sueño cuando sentí un golpe seco en mi brazo y luego el olor a vampiro me espabiló. La rubia loca me había golpeado y me pasó mi celular. Era una llamada de Nessie. Todas las ganas de dormir se fueron por el inodoro al instante en que escuché su hermosa voz.


Me desvelé hablando con ella de cualquier cosa…incluso de la graduación de Bella y del hecho que nadie dejaba de mirarla. No sé porque me daba la impresión de que cada vez que hablábamos de ella, Ness trataba de cambiar el tema…ese era un signo de incomodidad por parte de ella así que en seguida le hablaba de alguna tontería. Hasta le comenté el altercado entre su primito y Seth  y ella prometió no decírselo a Cass. Vale, ese tema terminó allí. Después sólo charlamos de nosotros y de las pocas horas que faltaban para estar juntos.

Al siguiente día nada. La madrugada fue tranquila según los informes de Sam, así que continuamos con nuestra rutina en casa de los Cullen. El día estaba más aburrido de que nunca, tal vez porque esperaba a Ness, así que a eso del  mediodía me fui junto con Seth, Leah y Dom a la Push. Seth no podía evitar rechinar sus dientes cuando veía a su hermana siendo besada por el chico que admitió que estaba “enamorado” de su Cassidy. Lamentablemente en eso yo no podía ayudarlo.

Volvimos a la mansión a la hora del crepúsculo, listos para una nueva ronda de vigilancia esta vez ampliaríamos el terreno, ya que los demás pronto estarían en casa, y si la teoría del doctor Cullen era cierta, debíamos mantener a esos licántropos lejos.

Creo que ya eran las 9 de la noche cuando Dom y sus padres subieron a una lujosa van de color negro que estaba en el garaje para dirigirse al aeropuerto. El vuelo de Nessie se había adelantado. Yo también iba a ir pero Collin y Brady llegaron corriendo a  informar que los lobos habían vuelto, por lo que me marché junto con Seth. Leah y los más jóvenes se quedarían junto con el Dr. Cullen y su esposa, sólo por si acaso. Yo no planeaba dejarles acercarse a este terreno.

Entramos en fase mientras corríamos y a mis flancos aparecieron Quil y Embry, listos al igual  que nosotros.

Podía escuchar la sorpresa de Sam. Esta vez eran más y lucían muy organizados. Me percaté de que algo nos seguía por detrás a una gran velocidad. Es Emmett—pensó Seth.
—Tenía curiosidad—dijo cuando estuvo a nuestro lado—

No nos tomó mucho tiempo llegar hasta donde se encontraban y me sentí aliviado al notar que a pesar de su táctica de organización, éramos nosotros quienes los teníamos acorralados además de que teníamos a un vampiro de nuestro lado.

Licántropos al igual que nosotros. Grandes. Oscuros como la noche y de ojos rojos. Sí, tenían algo diferente…algo más terrorífico.

Nadie se movía. Ellos tenían sus ojos sobre Emmett. De repente un hombre surgió del centro de su grupo. Era alto y musculoso, con una gran melena color caoba.

—Soy  Alex, y esta es mi manada. No hemos venido a pelear, sólo seguimos el rastro de un vampiro que consideramos un peligro para todo ser que se considere vivo—explicó con calma.
Salí de fase al instante mientras Sam y Seth se acercaban más a mí.
—Pues deben haberse equivocado—dije—los vampiros que viven en esta zona son buenos y mantenemos un tratado con ellos, como pueden ver aquí no hay amenaza—

Se escucharon varios aullidos de su grupo que él acalló con un movimiento rápido de mano.
—Puedo ver que…hemos notado eso. Pero es nuestra obligación vigilar. Este vampiro mató a uno de los nuestros entre otros animales, con una técnica muy extraña—frunció el ceño—no venimos por venganza mas bien por advertencia—
— ¿Advertencia? —bufó Emmett—No la necesitamos.
—Sí, sí la necesitan, incluso ustedes pueden estar en peligro—insistió Alex
— ¿Y ustedes se preocupan por la seguridad de los vampiros? —Inquirí desconfiado
—Nos preocupamos por toda clase de vida o existencia…no odiamos a los vampiros que cazan animales en lugar de personas—aclaró
Todo quedó en silencio de nuevo.
—Agradecemos la preocupación, pero estaremos bien. Nunca bajamos la guardia además de que no han atacado este lugar—dije para finalizar—Esperamos no verlos más por aquí—agregué
—Cierto es que sólo ha atacado una vez. En una noche de luna llena como ésta. Pero es su apariencia lo que nos intriga y…que es obvio que no tiene autocontrol, podría morir cualquiera—explicó desesperado por que entendiéramos la situación.

Miré a Sam y luego a  Emmett. Vale, yo también me estaba asustando pero en realidad no he visto nada más peligroso que esos Vulturis. ¿Se referirán a ellos? Deben haberlos seguido desde Italia, ¿no?

—Entiendo—decidí—Estaremos pendientes pero les pedimos que no se paseen en nuestro territorio, si lo encontramos, nos haremos cargo—
—Pero por supuesto que sí—exclamó Emmett emocionado
—Bueno eso es todo…nos retiramos por ahora…venimos desde Francia y el camino de regreso es largo—contestó algo desconfiado. Era obvio que quería asegurarse de que ninguno de los Cullen era a quien buscaban pero yo jamás los dejaría acercarse a Ness ni en broma.
Se retiraban lentamente. Hasta que sólo quedó Alex para agregar —Deseo en verdad, que no mueran— y su tono me causó escalofrío.

¿De verdad podríamos tener una amenaza tan cerca y no darnos cuenta?

Poco a poco nosotros también nos retiramos.

viernes, 1 de abril de 2011

Un nuevo día


Narrado por Renesmee

El tiempo vuela cuando realmente disfrutas de la vida…y de tus seres queridos.
Hace más de cinco años que mis padres y yo vivimos aquí en New Hampshire, ya que mamá estudiaba Literatura en la Universidad de Dartmouth y yo asistía a un colegio privado en el mismo lugar.
Mamá no vivía en el campus de la universidad, ella, papá y yo teníamos una casa muy bonita y clásica de colores claros y con un porsche como en las películas.
Nosotros no éramos los únicos que estábamos fuera de Forks. Los abuelos, Carlisle y Esme, viajaron a Europa en busca del vampiro que nos haría regresar a Forks “como si fuera la primera vez”; los tíos Emmett y Rosalie junto con Dominic además de Cassidy junto con los tíos Jasper y Alice estaban viviendo en Denali. Pero todo esto era temporal.

No permanecíamos separados tanto tiempo. Durante las vacaciones, feriados, y cumpleaños, todos (incluidos los lobos) nos reuníamos en Denali, junto con mis otros tíos, Carmen, Eleazar, Garrett, Kate y Tanya. Mi favorita es la tía Carmen, me encanta cuando se dirige a mí en español. El tío Garrett es muy divertido y directo, pero la tía Tanya…no es que no me agrade pero su comportamiento a veces me llama la atención.
Después de desaparecer de Forks por un tiempo (aunque siempre regresábamos a visitar al abuelo Charlie), nos pusimos de acuerdo para volver después de la graduación de mamá.
Yo quería regresar ya…quería a Jacob a mi lado otra vez.

Jake me acompañó durante mis primeras semanas aquí, pero él debía velar por la seguridad de la reservación. Así que, aunque odiara la idea de no estar con él, le pedí que se fuera…igual seguíamos en contacto.
Dom seguía devastado por la ausencia de Leah y a pesar de que Cass lucía indiferente con respecto a Seth, yo sabía que ella sufría también y es que ellos al igual que Jake no podían permanecer lejos de La Push por mucho tiempo.
Mis vacaciones empezaron hace 3 semanas y como mis notas fueron excelentes, como siempre, papá y mamá me premiaron con diversos regalos. Pronto descubrí que también era un débil intento de que dejara de sufrir por Jake…no existía cosa en el mundo que deseara más que la compañía de Jacob. Sólo verlo, eso necesitaba aunque difícil era que me conformara con sólo eso. Tanto era el deseo y la necesidad, que amenazaban con volverme loca.
Él siempre piensa en mí, hace cualquier cosa por mí, vive por mí…porque es mío. Así fue desde la primera vez que nuestros ojos se encontraron, y ahora siento que yo le pertenezco a él.

La graduación de mamá es mañana por la tarde, así que el jueves ya estaríamos viajando a Forks.
Los abuelos, que ya habían culminado su búsqueda, ya estaban llegando al pueblo más lluvioso de los Estados Unidos, al igual que Dom y sus padres.
En cambio, Cassidy, la tía Alice y el tío Jasper vendrían para la ceremonia de graduación y luego todos juntos regresaríamos a casa.
El día estuvo tranquilo pero aburrido. Ahora encerrada (porque así lo deseaba) dentro de las 4 paredes de mi habitación, escribía en mi diario recostada en mi suave cama.
Al observar el reloj que reposaba en mi escritorio sentí mi corazón golpeteando con fuerza dentro de mi pecho. Todos los días a las 9 de la noche, recibía una llamada de Jacob, escuchar su voz aliviaba mi ansiedad.

Mi madre era menos tolerante que papá en cuanto a mi relación con Jake, a pesar de aún éramos sólo amigos. Se supone que mamá es la mejor amiga de Jake por lo que sería normal que mi amistad con él no le molestaría pero luego intervino papá en el asunto.
Sé que lo de leer mentes no se puede controlar, pero en ocasiones era un fastidio que todos mis pensamientos fueran del conocimiento de mi anticuado padre. En cuánto pensé que “ser la amiga de Jake” me era insuficiente, papá alertó a mamá y los dos se pudieron estrictos en mis contactos con él.
¿Qué es lo peor que podía pasar? ¿Qué me enamorara de él? Enamorada ya estaba pero supongo que amar es distinto…un ejemplo claro son mis padres. El amor que se profesan es asfixiante y aún así me encantaría vivir ese tipo de amor.

Cuando Dominic cumplió 5 años, la fiesta fue organizada por la tía Rose. Su amor y devoción por su único hijo quedaba más que demostrado en cada una de las fiestas debido a su perfección. Aunque el tío Em aceptaba a Leah, la tía Rose no…Leah sólo quería lo mejor para mi primo y siempre permanecería a su lado.
La diversión reinaba hasta que llegó el momento en que el cumpleañero soplaba las velas y pidió un deseo, todos aplaudimos. Súbitamente Dominic agarró a Leah por la cintura y la besó en los labios. En frente de todo el mundo.

La tía Rosalie quedó en shock mientras la tía Alice tomaba fotos y mis padres, al igual que el tío Jazz entraron en pánico…por si sucedía lo mismo con Cass y conmigo.
Se podría decir que desde ese día que desde ese día mi primito tiene novia. La distancia los entristece pero no los separa…los fortalece.

La melodía de “Claro de Luna” de Debussy interrumpió el curso de mis recuerdos. En seguida de lancé hacia mi celular, que estaba a los pies de mi cama.

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—Hola—dije emocionada
—Hey Ness ¿cómo estás? —contestó con voz ronca y atractiva.
—Como siempre aburrida hasta que tú llamas—
—Sí…como siempre—rió—deberías descansar, mañana acompañaras a tu mamá en su gran día—me aconsejó.
— ¿Tú no vienes? —pregunté de forma imperiosa
—No Nessie. Iría pero surgió algo por acá y tengo trabajo pendiente—
— ¿Es algo malo? —la sola idea de que le pasara algo me perturbaba
—Aún no lo sabemos. Estamos en eso—dijo serio—No te preocupes, si hubiese algún riesgo, les avisaremos para que pospongan el viaje y claro protegeremos al resto de la familia que está a nuestro alcance.
Un nudo se hizo en garganta por lo que mi voz salió más baja—Estoy preocupada por ti—
Volvió a reír—Tenías que ser hija de Bells. No olvides que somos muy fuertes, ten confianza, ¿vale? —
—Lo siento­—reí devuelta sin verdadera felicidad. Últimamente cuando incluía a mamá en nuestras conversaciones, me invadía un enojo instantáneo.
— ¿Aún no llega Cass? —preguntó de manera que olvidé mi irrazonable enojo.
—No…supongo que por la mañana estará aquí—
—Vale, entonces le diré a Seth que la llamé en la mañana—
—Oye, Jake…te extraño mucho, desearía que estuvieses aquí conmigo—mis ojos estaban algo húmedos.
—Yo también…aunque tus padres…—
—Ellos no tienen nada que ver—musité interrumpiendolo—Esto es entre tú y yo­­—dije imponiendo mi lado rebelde.
Jacob empezó a reírse a carcajadas—Pero claro que eso es entre nosotros, pero ya sabes no puedo irme en contra de tus padres porque Bella es mi amiga y Edward…me ha tenido bastante paciencia—volvió a reírse
Solté un bufido. A veces deseo que Jake se rebeldice conmigo y me secuestre.
—Nos vemos pronto, así que no estés triste ¿vale? —me dijo con ternura. Él sabía que cuando yo me comportaba enojaba era porque en el fondo estaba triste. ¿Podría ser él más perfecto?
—Sí, por supuesto—contesté con felicidad y esperanza de que nuestra separación terminara pronto.
—Entonces…nos vemos—se despidió con duda
—Claro…bye—

Ambos esperamos en silencio a ver quien colgaba primero (no podíamos evitarlo), y lo hice yo. Él jamás sería capaz de colgarme por su propia cuenta. Sonreí con satisfacción. Era realmente mío.
Me tiré en mi cama y me arropé. Aunque mis ojos estaban cerrados mis pensamientos seguían fluyendo. Mis padres entraron a mi habitación para desearme buena noche, después me concentré en descansar.
El reflejo del sol en mi ventana y unas voces familiares me alertaron de que ya había amanecido, es decir Cassidy ya estaba aquí.
Me di una ducha, me vestí y bajé a desayunar esa horrible comida humana que papá preparaba, aunque según mi mamá, él era el mejor cocinero del mundo.
Era reconfortante tener a parte de la familia con nosotros otra vez. Los saludos no tardaron en llegar y los comentarios de la tía Alice sobre el vestuario de mamá eran típicos. Al menos en mi caso, contaba con la asesoría de Cass y ya sabía exactamente que usar.

—Y bien, ¿cómo has estado Nessie? —se sentó conmigo en mi cama.
—Súper, ayer hablé con Jake—
—Como siempre—me dijo en tono cansino
—Sí, como siempre—reafirmé—eso me recuerda que Seth va a llamarte.
—Esté bien—me contestó con indiferencia
Cass era experta en ocultar sus sentimientos, pero yo la conozco bien por lo cual sé cuando miente.
Su teléfono sonó.
—Bonjour—contestó seria
—Sí…exacto—su semblante se relajó
—Mmm…—rió
—Gracias—sus ojos brillaban—por supuesto—
—Yo también—su voz se tornó melancólica
—Bye—colgó.

—No deberías hacer eso—le reproché
— ¿Hacer qué? —preguntó confundida
—Fingir que todo sigue igual entre Seth y tú, le mientes a él y a ti misma—
—Claro que no—replicó frunciendo el ceño
—Claro que sí, estás guardándote lo que sientes y un día vas a explotar—

Ella solo rió a carcajadas ignorándome. Se levantó de la cama con rapidez y elegancia y trajo una de las maletas. —Tu vestido está precioso—cambió el tema de conversación con una gran sonrisa.
Entorné los ojos, ella era terca. Trataba de pasar la mayor parte de su tiempo con su papá, para hacerlo feliz antes de que todo se vuelva definitivo; y no faltaba mucho. La paciencia de Seth se acababa. Él siempre fue tranquilo pero los consejos de Leah o el libre albedrío que Jake le dio, lo volvió más exigente. Cada vez que se encontraba con el tío Jasper, una pelea de miradas envenenadas se desataba, hasta que Cass o la tía Alice intervenían.
No nos tardamos mucho en arreglarnos para el evento. Mamá lucía un despampanante vestido negro por lo que papá no dejaba de mirarla y besar su mano.


Durante el camino a la universidad, recibimos una llamada del abuelo Carlisle para avisar que ya estaban en Forks, y que todo allí era borrón y cuenta nueva, al menos para los conocidos como el abuelo Charlie y la gente de la Push, todo seguía igual.

En un momento papá, que estaba hablando con el abuelo, le pasó el celular a Cass, que se sentaba a mi lado en el auto.

—Hola querido—dijo ella sonriendo
Tenía que ser Dominic. La relación entre ellos siempre fue tan…extraña. Parecían enamorados. Si Seth y Leah no existieran, Cass y Dom serían la pareja perfecta y en ocasiones, así se comportaban.
En cambio, mi relación con él era de hermanos. Me trataba como si yo fuera su hermanita aunque él fuera menor que yo. Tan sobreprotector como papá y el tío Jazz.
Y claro mi querido primo es el chico perfecto, de eso no hay duda. Cariñoso, talentoso, inteligente, caballeroso, guapo, paciente…absorbió las mejores cualidades de los hombres de la familia Cullen. No le envidiaba nada a nadie y era…modesto, cosa que sorprende siendo el hijo de la tía Rosalie.
—Sí, no te preocupes—seguía diciendo Cass.
—Nessie está aquí a mi lado—
—Él te manda saludos­—me dijo ella. Le sonreí en respuesta.
—Si, ya sé. Claro, eso es obvio—continúo diciéndole
—Bye, besos…sí, yo también te quiero—
Colgó y me sonrió mostrando sus destellantes dientes, al igual que la tía Alice.

La ceremonia fue tan desesperante. Era como si justamente hoy, las horas pasaran más lento. O quizás era mi deseo de salir de aquí y tomar el primer avión que me llevé a Atlanta.
La tía Alice empezó con la fiesta de fotos desde que mamá fue nombrada para que recibiera su diploma hasta que salimos del salón de actos.

Apenas llegamos a la casa, llevé a Cass a mi habitación y empezamos a hacer mis maletas. Ese día no pude dormir, conversé con Jake como por 2 horas en el teléfono, acerca de la graduación entre otras cosas. Si hubiese sido humana, la cara me estaría doliendo por tanto sonreír mientras oía su voz.
Cass me dio privacidad.
Ella dormía en el cuarto de invitados, mientras el tío Jasper vigilaba sus sueños. Aunque hace tiempo había perdonado a su padre biológico, el tío Adrien, las pesadillas permanecían…o eso creía el tío Jazz. La verdad es que ella las superó hace como 3 años, cuando Seth le regaló una tobillera (hecha a mano). Pero ni ella ni papá le dirían la verdad, porque él era feliz así.

A las 7 de la mañana del día siguiente yo estaba somnolienta. Mis ojos recién se cerraron a las 3 de la madrugada, pero nada de eso importaba…sólo Jacob.
Me bañé, vestí y saqué mis maletas. Todos me esperaban abajo. Cuando salimos de la casa no pude evitar mirar atrás…ese había sido un hogar temporal pero agradable, del cual tendría muchos recuerdos.

A las 9:30 cuando abordamos el avión. Me senté junto a Cassidy, ella siempre encontraba la manera de entretenerme o hacerme reír. Interrumpimos nuestra conversación al percatarnos como un par de azafatas no retiraban sus miradas de nuestros padres, para luego suspirar resignadas al reparar en las 2 bellezas que los acompañaban (nuestras madres). Sin embargo, esto no les quitaba las ganas de hacerse notar…eran unas completas lanzadas.
Mamá, que siempre se consideró a sí misma como egoísta y celosa, se molestó por las azafatas coquetas, entonces colocó su cabeza en el hombro de papá y empezó a besar su cuello. Papá acariciaba su mejilla y cerró los ojos, manteniéndolos así por el resto del viaje. La tía Alice no necesitó nada de eso, ya que fue el propio tío Jasper que se inclinó sobre ella para besarla en varias ocasiones…no le quitó los ojos de encima en ningún momento.

No me di cuenta cuando me quedé dormida pero mis labios dibujaron una sonrisa cuando mamá me dijo: — ya llegamos—

jueves, 24 de marzo de 2011

Despedidas


Narrado por Edward


Los minutos que utilizamos para procesar la información parecieron horas. Cassidy lloraba en los brazos de Jazz con tristeza. Su madre estaba enferma y se sentía culpable. Adrien también. Ver Cass en verdad le causaba mucho dolor…recuerdos…arrepentimiento pero también alivio al saber que la bebé estaba bien. No se sentía con derecho de llamarla suya.
Nathaniel observó como Reneesme y Dom entristecían al ver a Cass, eso lo llenó de curiosidad.

—¿Ella te gusta?— le preguntó Nathaniel a Dom casi sonriendo.
Dom asintió para luego agregar: —Claro, ella es muy…especial al igual que Nessie. Las amo a las dos pero ninguna se compara con Leah—
—¿Leah?—
Mi querido sobrino señaló las puertas en dirección a un lobo de color gris.
—Ahhh…los licántropos—Adrien arrugó el ceño.

Luego Seth apareció en forma humana, y se quedó al lado de Leah en la puerta, sólo Jacob entró.
—Tenemos una alianza muy fuerte con ellos. Les debemos nuestras vidas—explicó Carlisle con gran respeto en su voz.
—Genial—opinó Nathaniel sorprendido-pero me gustaría ver a Leah en forma humana, ¿se puede?-
Leah se marchó y cuando regresó en forma humana también ingresó, pero con lago de duda.
—¡Oh!, qué buen gusto tienes. Es hermosa—exclamó nuestro invitado castaño dirigiéndose a Dominic. Rosalie siseó. Emmett sonrió, apenas.

Mientras tanto Alice trataba de calmar a mi sobrina, pero no funcionaba, Adrien estaba incómodo y arrepentido de haber venido.
—Lo siento—masculló—en verdad pequeña, yo…lo siento—se dirigió a Cassidy. Ella no quería lastimar a su padre sin embargo no podía evitar sentirse dolida. En ese momento ella sólo necesitaba a una sola persona.
—Seth—llamé—acércate—Jazz se tensó pero le hice una señal para que se calmara.
Seth ahora estaba entre Adrien y Jasper aunque Seth sólo era consciente de que se encontraba cerca de su objeto de imprimación.
—Hey, Cass. No llores ¿sí? Todos estamos preocupados por ti—acarició la cabeza de la niña con ternura.

Por primera vez ella tendió sus bracitos hacia el cuerpo de mi amigo licántropo y él recibió con gusto. Entretanto Jasper tomaba la mano de Alice…no se sentía bien.
Ya en los brazos de Seth, dejó de llorar. Tenía aún su rostro en el pecho de Seth, cuando susurró: —No te odio, te perdono padre—
Adrien se quedó en blanco. Cass continuó:—Ella estaba enferma pero sí me quería…tú también, aún me quieres, sólo estabas herido. Sabes…te entiendo, yo me sentiría igual si él fuese lastimado—dijo con voz más alta, obviamente refiriéndose a Seth. Los dientes de mi hermano rechinaron.

Hubo otro momento de silencio.
El padre de Dom suspiró.—Disculpen a Adrien, aparentemente se quedó sin palabras—agregó su amigo—Sin embargo, en este momento, él es feliz igual que yo—

Seth se acercó a Adrien, ofreciéndole que sostuviera a la niña en brazo. Si Jasper estuviese suelto, ya se hubiese lanzado entre ellos, afortunadamente Alice estaba presente.
Adrien no la cargó, se acercó para acariciar su cara un par de veces y luego retrocedió. No porque no la amara sino porque aún no se perdonaba a sí mismo.

—¿Qué querían los Vulturis con usted, Nathaniel?-interrogó mi padre cambiando de tema.
—Querían más vampiros para su grupo. Y se enteraron que…no cumplí las reglas. Nos expuse al revelarle el secreto a Kate y decidieron castigarme—contestó sin dejar de sonreír para no asustar a su hijo que aún seguía en sus brazos. Los recuerdos de su estadía con los Vulturis, me hicieron estremecer.
—Aro se encontraba de buenas y después del encierro, comprobó que yo no le sería útil y me dejó libre cuando comprobó que Kate sería como nosotros—terminó de relatar.
—Nosotros tratamos de ocultar a los niños…son especiales; sin embargo Aro ya los vio. Desconoce sus habilidades pero…—informó Carlisle.
—Entiendo-dijo Nathaniel seriamente—¿así que tienes un poder secreto?—cambió el tema para dirigirse a su hijo.
—Sí, soy un espejo—contestó éste orgulloso.
—Increíble—elogió con verdadera satisfacción.
—¿Usted también fue castigado?—preguntó mi madre a nuestro invitado de cabello oscuro.
—Sí, pero no lo sentí como un castigo, yo aún estaba de…duelo. Se aburrieron al notar que no me importaba ser asesinado—en sus recuerdos él lucía como una especie de zombie…me recordó a mí mismo cuando pensé que mi Bella ya no estaba en este mundo.
—¡Qué terrible!—musitó Esme.

Conociendo las historias, y concluyendo que no éramos enemigos, los invitados se quedaron el resto del día. Carlisle no tardó en buscar más temas de conversación con ellos. Nathaniel se interesó por cada detalle de la vida de Dominic, en tanto Cassidy relataba la suya a su padre biológico. Ambos se sorprendieron por el crecimiento y la inteligencia de nuestros semi-vampiros. Discutían teoría con mi padre, yo también participé de ellas pero mis hermanos, mi hija, Esme, los lobos y Bella estaban preocupados por el futuro. ¿Se los llevarían?

Para la tarde, todo se volvió algo más amigable, excepto por mis hermanos. Cass se sentía más cómoda con su padre biológico y hasta se sentó en su regazo. Él sonrió por primera vez ante este acto. Ellos no tenían ni una pizca de aversión por nuestros amigos licántropos, sólo sentían curiosidad sobre porque estaban tan cerca, por lo que Seth explicó con mucho gusto la imprimación.
Alice fue la única que interactuó con los invitados aparte de Esme. Bella tenía a Reneesme en brazos, Emmett evitaba que Rose se desplomara y Jasper…intentaba no enloquecer. Al final fue mi hija quien hizo la pregunta más importante.

—¿No se los van a llevar, verdad? Yo los quiero como mis hermanos, por favor déjenlos aquí. No quiero ver a mis tíos tristes. Ni a Seth o Leah—
—Yo no vine a llevarme a Cassidy, ella está bien aquí—contestó Adrien. Jazz y Seth suspiraron de alivio al mismo tiempo.
—Yo…bueno…vine a conocerlo y a llevarlo conmigo, para tener algo de mi Kate siempre junto a mí—

Renesmee entristeció y Rose se quebró. Emmett se debatía entre la impotencia de ver a Rose sufrir y el dolor de perder a un hijo. Leah se mordió la lengua para no reclamar nada.

Dominic estaba tranquilo, su expresión cambió al notar la tristeza de todos los que lo rodeaban. De repente sonrió y se dirigió a Cass.
—Hey Cassidy, si yo me voy con mi padre ¿tú me extrañarías?—
—Sí, eso es obvio—respondió neutra.
—¿Qué tanto?—insistió él
—Mucho…porque te quiero mucho-respondió ella algo confundida.
—Entiendo—Dom miró a su padre por unos minutos y Nathaniel le respondió con un beso en la frente.
—Vale, vale, pero tendrás que explicarme porque te diriges solamente a Cassidy—expresó con un tono burlón. Mi sobrino se rió con ganas.

Rosalie aún desconfiaba: —¿no te lo llevarás?—
—¿Cómo podría alejar a una madre de su hijo?—respondió con una cálida sonrisa.
Rose sonrió de vuelta, muy agradecida. Emmett la acompañó.

—Me asustaste—le dijo Leah a Dom con una sonrisa.
—Lo siento—se disculpó él con otra.
—Pueden visitarnos cuando quieran—agregó Cass—Sí—coincidió Renesmee
—Por supuesto, aquí estaremos pronto. Trataremos de evitar a los Vulturis—agregó Adrien.
—Los protegeremos pero si llegase a haber otro roce, ya tenemos más aliados para el enfrentamiento—dijo Em con una mueca que demostraba emoción.
—Seguro—respondieron los invitados al unísono.
—Bueno—empezó a decir Nathaniel-es hora de decir hasta luego ¿no? Se acercó a Rose y depositó a Dom en su brazos-Fue un enorme placer conocerlos, gracias por cuidar a nuestros hijos—

Adrien besó la coronilla de Cass y se la entregó a Alice ya que Jazz seguía con su mirada agresiva.
—Nos vemos—le dijo a Cass mientras sonreía.
—La próxima vez traeremos regalos, asegúrense de no crecer mucho—bromeó el padre de Dom.
—Los aceptaremos todos—respondió mi sobrina emocionada.

Cuando desaparecieron en el horizonte, después de las despedidas, el ambiente se llenó de tranquilidad gracias a Jasper. Éste abrazó a Cassidy con mucho afecto.
—Pensé que te perdería—murmuró.
—No te preocupes papi, yo jamás los dejaría solos—

Rose sólo besaba a Dom por todos lados, mientras él reía por las cosquillas.

—La decisión final es—anunció Carlisle-Rose, Emmett, Jasper, Alice, Dominic y Cassidy irán a Denali—
—Seth y Leah—los llamó—si su madre está de acuerdo, pueden ir—
—Vamos a ir, no importa que—impuso Leah. Mi padre asintió.
—Bella, Renesmee, Edward- hizo una pausa-irán a New Hampshire, ¿verdad?—Yo asentí.
—Yo voy también—exigió Jacob.
—Es demasiado lejos, no puedes dejarlo todo—agregó Bella.
—Mi lugar es con Nessie, Bells…lo sabes. Iré—dijo con más determinación.
—Esme y yo viajaremos en busca de Desmond. Su habilidad nos ayudará a volver a Forks como si fuese la primera vez. Modificara la memoria de los habitantes del pueblo—
—¿De todos? ¿Tan poderoso es?—dudé
—Sí, así es—me aseguró mi padre—Luego de ello volveremos, claro que Bella puede permanecer en Dartmouth para terminar sus estudios.

Después de hablar, con Sue y con nuestra familia en Denali, empezamos los preparativos para el viaje. Aprovechamos cada instante juntos peo al final fue difícil separarnos…lo bueno era que estábamos 100% seguros de que nos volveríamos a ver porque ésta separación no era definitiva.

No era un adió sino un hasta luego.

jueves, 10 de marzo de 2011

RAZONES


Narrado por Adrien


—Creo que es tu turno—me dijo Nathaniel guiñándome el ojo. Aún tenía a su hijo en sus brazos. Debo admitir que lucía feliz en comparación con su actitud antes de que llegáramos.
—Sí…bueno, mi situación no se parece en nada a la de Nate; porque yo no siempre tuve este color de ojos—
El vampiro que respondía al nombre de Jasper se tensó y se colocó delante de su mujer y la bebé, a quien yo no me atrevía a llamar hija.
—Continúa— me instó Alice.

*Era difícil aceptar que me había convertido en un monstruo. Si bien al principio de mi nueva “vida” no había asesinado a nadie, eso cambió cuando conocí a Aro. Él me convenció de mi supuesto error.

Sólo me alimentaba de jóvenes indefensas, a quienes primero les juraba amor eterno y después dejaba secas como flores marchitas; sin sentir ni un ápice de culpa.
Estuve recorriendo el mundo en busca de la mejor sangre desde que frecuentaba a los Vulturis por el año 1900, 3 décadas después de mi transformación en vampiro.
La verdad, nunca tuve residencia fija y tampoco busqué una pero de todos los continentes, mi favorito era Europa, era…
Con el pasar de las décadas me di cuenta de que no era una necesidad para mí beber sangre, sólo aquella que en verdad era deliciosa.

La monotonía en la que se había convertido mi vida me consumía así que decidí mezclarme con los humanos, vivir como si fuera uno de ellos; por lo que en 1980 me convertí en profesor de historia. Comencé en escuelas, luego en colegios y después en universidades dentro del continente y con constantes mudanzas para evitar que mi falta de envejecimiento se notara.

El que estuviera entre humanos, no significaba que sentía estima por ellos, pero verlos estresados por sus simples problemas era divertido.
A pesar de mis actos (seguía bebiendo sangre humana), nunca nadie sospechó de mi naturaleza; y si eso hubiese llegado a suceder, yo no hubiera dudado en eliminar “testigos”. Así pensaba hasta que la conocí.

Llevaba 3 años trabajando de profesor en una universidad local de París. Como siempre llegué 15 minutos antes de que empezara la clase, por lo que fingía leer el periódico en el interior de mi auto cuando la escuché…Bajé de mi auto, un Peugeot plateado y me dirigí hacia donde escuché el lamento de una mujer. Me congelé cuando la vi. Estaba sentada en el asiento trasero de un lujoso Mercedes Benz de último modelo color vino tinto, cubría su rostro con ambas manos y su cabellera negra caía como cascada sobre sus hombros y su espalda. Desconocía porque no podía apartar la mirada de ella hasta observé con detalle el crucifijo de plata que se perdía en su escote.
Me concentré tanto en ella que me asusté cuando sonó mi celular. Eso me sirvió para percatarme de la extraña situación en la me encontraba, por lo que le di la espalda y contesté:

—Buenos días Profesor Dubois— me saludó una joven.
—Buenos días— contesté con voz seca.
—Soy Marilyn Cotillard, la presidenta del curso 2-1. Tenemos clase con usted ahora y nos preguntábamos si usted viene o no—dijo con voz interesada. Se escuchaban murmullos de los otros chicos del salón.
—Sí, si voy—le contesté—estaré allí en 5 minutos—y tengan el deber listo en sus pupitres— agregué.
—Sí, entiendo—asintió con voz desanimada—aquí lo esperamos—se escucharon grititos de horror y bufidos de decepción. Colgué cuando la presidenta trataba de callarlos.
Miré mi reloj sorprendiéndome al instante en que noté que ya llevaba 10 minutos de retraso, todo por ella.

Me apresuré a entrar al edificio y subí las escaleras que me llevarían al salón 9. Desde afuera escuchaba los gritos de los alumnos que desparecieron cuando la puerta empezó a abrirse. Las siguientes horas fueron demasiado aburridas para mi gusto, solo quería salir y…aunque me negaba, lo que más quería era salir y saber si ella aún estaba llorando. Sin embargo me controlé y esperé hasta que las clases de la mañana terminaron.

El cielo estaba totalmente nublado a pesar de que eran las 1 de tarde. Sin pensarlo, mis ojos buscaron el Mercedes Benz vino tinto que vi en la mañana. Me acerqué a mi auto y desde allí traté de ver…escuchar. Nada…ella ya no estaba allí. Me dirigí a aquel lujoso auto. Las interrogantes en mi cabeza sobre porque lo hacía fueron acalladas por su voz.

—¿Te gusta? — me preguntó ella. No me había percatado que estaba parada a mi lado…muy cerca.
No le contesté, me limité a observarla. Su hermosa cabellera negra, enmarcaba un delicado rostro rosáceo y con unos ojos color jade. Deslumbrante…¿qué rayos me pasaba? ¿Desde cuando yo pensaba así?

—¡Holaaaa!— me habló de nuevo sacudiendo su mano frente a mi cara.
En un acto de inconciencia tomé su mano y la detuve frente a mi rostro. Su tacto era cálido, me electrificó la piel; y su aroma a rosas me distrajo como nunca en mi vida, pero reaccioné después de uno segundos soltando su mano y retrocediendo.
Sus ojos se encontraron con los míos, y aquello fue suficiente para cuestionarme sobre todo lo que he hecho como vampiro…me sentí como basura. Ella desvió su mirada hacia su auto y volvió a preguntar: ¿te gusta? Me lo compró mi papá.

—No soy fanático de los carros— contesté secamente.
—Lo dice el dueño del lujoso Peugeot de allá—me contradijo.
—Es una necesidad más que un lujo—musité retrocediendo aún más.
—Ah…ya veo—notó el cambio en mi voz—disculpa mi atrevimiento, mi nombre es Amelie Roosevelt y ¿tú eres?—

No iba a contestarle, pero su amabilidad, su calidez y educación derrumbaron mi barrera de indiferencia.

—Soy Adrien Dubois—traté de sonar desinteresado pero desconozco si lo logré.

Perdimos el tiempo hablando de cosas sin importancia sobre la universidad. Me contó que era la hija mayor del director, acababa de cumplir 20 años de edad y enseñaba inglés avanzado en los cursos superiores. Me relató su vida sin importarle que fuese un extraño que ocultaba sus ojos bajo unos lentes oscuros.

Nos encontrábamos recostados sobre su auto, cuando recibió una llamada de una mujer, pude escuchar que le reclamaba por su retraso a una cita. Ella colgó y me dijo que tenía que irse porque quedo en verse con una amiga. Cuando me quedé solo, una parte de mi se cuestionaba sobre mi comportamiento, decidí no escuchar nada, solo dejarme llevar, mi vida era monótona hasta hoy, yo merecía un cambio, ¿no?

En mi casa, no podía contar las horas para que amaneciera y volver a la universidad a trabajar, en realidad para volver a verla; cosa muy extraña en mí ya que no soy nada sociable. Además de que me estaba costando bastante no alimentarme como usualmente lo hacía.
Intenté alimentarme de comida humana pero mi estómago la rechazó enseguida, por lo que fui al bosque más cercano y, con los ojos cerrados, fui mordiendo todo animal que se pasara por delante mientras mi mente trataba de engañar a mi cuerpo con los recuerdos de la deliciosa, tibia y dulce sangre humana que tanto anhelaba.

Los días pasaban y los utilizaba para “conversar” con ella, yo en realidad no hablaba mucho sólo respondía las preguntas que me hacía de las manera más breve posible. El último día de clases, me ofrecí a llevarla hasta su casa, ya que Amelie había mandado su coche a reparar.

El camino fue silencioso y por supuesto no fui yo quien lo rompió.

—Deberías dialogar más a menudo— me criticó.
—Dame una razón válida—le respondí.
—Porque…me gusta tu voz— susurró apenada mientras sus mejillas enrojecían.
¡Rayos! Debía ir a cazar pronto o podría cometer un accidente que me dejaría muy dolido.

No dije nada. A ella le gustaba mi voz, ¿y qué? Ya lo había escuchado antes de los labios de mis antiguas presas. Pero la diferencia es que ella no es una presa…yo jamás intenté seducirla.

—Te digo mi mayor secreto, si tú me dices el tuyo— contraatacó de nuevo. ¿Qué le pasa a esta mujer? ¿No se puede que dar callada?
—No me interesa— dije secamente. Y ni siquiera sé por qué la trataba tan fríamente…tal vez quería alejarla antes de que desertara de mi nueva dieta.
—¿Estás seguro de que no tienes dudas con respecto a mí?—insistió.

Detuve el carro frente a una heladería.

—¿Me vas a invitar un helado?-preguntó con un tono inocente.
—No. Me vas a decir por qué me tienes dando vueltas por la ciudad como estúpido- musité sombríamente—¿Crees que no tengo sentido de la orientación?—
Ella agachó la cabeza y ésta vez era yo quien atacaba —Dime que quieres. Parece que no deseas regresar a tu casa, que tratas de confesarme algo o que tienes mucha curiosidad sobre mí. ¿Qué es lo quieres?— pregunté algo enojado.

—Confesarme— murmuró bajo, pero sí la escuché— Yo…estoy…algo enamorada de ti y tengo miedo porque tú no eres normal y yo tampoco—

Eso sí me sorprendió. Nunca esperé que me diría algo como eso, no…lo peor es que yo no sabía que contestar. Puse de nuevo el auto en marcha pero no la miré a ella para nada. ¿Enamorada? ¿Por qué? Se supone que yo debí haberla galanteado de alguna manera antes de que ello sucediera pero…no hice nada de eso, ¿o si? Jamás me sentí tan confundido. Lo peor era que ni me importaba que ella sospechara de mi extraña naturaleza. ¿Qué me había pasado?

—¿Y te consideras anormal porque…?—esta vez fui yo quien rompió el hielo.
—Sufro de bipolaridad— escuché como su corazón latía con fuerza —Si no tomo mis medicinas me torno maniaco-depresiva—hizo una pausa—mi psiquiatra se enoja cada vez que falto a una consulta y mi padre piensa que soy una muñeca de porcelana y siempre me sobreprotegió, así cada vez que estoy fuera de casa lo aprovecho al máximo— explicó aún con la mirada gacha.
—Esto explica muchas cosas— dije mientras aparcaba en frente a mi casa, la cual estaba a las afueras de la ciudad.
Ella levantó su rostro al no reconocer donde estaba y se bajo del carro enseguida.
—Tu casa—dijo afirmando.
—Sí—contesté en su oído. Ella se estremeció por mi cercanía. Debía recordar la próxima vez ser menos sigiloso.

Ella caminó hacia el porche y podía leer la admiración en sus ojos, ya que mi casa era enorme, es decir, un desperdicio porque sólo yo habitaba allí.
Le mostré la casa y luego le serví vino. Nos mirábamos el uno al otro en silencio, sentados en el sofá. Ella cortó la distancia entre nosotros y dirigió su mano a mi cara, retiró mis gafas lentamente y dijo: — ¿qué tantas cosas aclaraste con mi explicación? —

—3 cosas: el porque llorabas en tu coche aquella vez que nos conocimos, tu reacción ante la llamada de tu “amiga” y…porque eres tan hermosa como una muñeca de porcelana—Mi mano, sin permiso se extendió hacia ella para acariciar su rostro. Creí que le daría un infarto, su corazón latía como si no hubiese más tiempo para ello, tal vez por la oscuridad de mis ojos o por la intensidad de mis palabras.
Me hizo una pregunta, que no escuché por que sus mejillas sonrojadas me distraían…mucho.

—Disculpa, ¿dijiste algo? — mis dedos jugueteaban con su largo cabello oscuro.
Ella se retiró bruscamente de mi lado e inmediatamente me sentí vacío.
— ¿Tú…por qué eres anormal? —preguntó con el ceño fruncido.
—Ahhh, es eso—claro ahora yo debía decir lago importante sobre mí. Decidí arriesgarme a que los Vulturis me castiguen un rato por reverla nuestra existencia. Amelie lo valía todo.
—Una vez que lo diga, no podrás salir de esta casa— ella tragó saliva ruidosamente. Iba a decirme algo pero yo continué—porque yo soy —hice una pausa—un asesino…un vampiro— Ella se paralizó y dejo de respirar momentáneamente.

Debo de haber actuado como un verdadero fenómeno, si se lo creyó tan rápido.
—No voy a morderte—ronronee seductoramente—al menos que tenga hambre, claro—sonreí mostrando mis dientes
Eso la hizo reaccionar— ¿ya no voy a poder salir de aquí nunca más? —dijo mientras enfocaba su mirada en mis dientes.
—No—
—Ya veo— y me besó.

No sé si lo nuestro se podría llamar relación, yo prácticamente la había hecho prisionera en mi casa aunque ella aún iba al psiquiatra. Su padre me reconocía como su pareja y sabía que yo era un buen “partido” pero eso no le quitaba lo posesivo. Yo le gané, pues soy más egoísta y me casé con ella para que él no pudiera reclamar nada sobre ella.

La hice mía. Sería mía para siempre.

Nuestro matrimonio se consumió varias veces…y su enfermedad estaba controlada hasta que la embaracé.

La medicación y el embarazo no eran compatibles, así que le suspendí el primero. Estuve a su lado todo el tiempo pero sus cambios de humor siempre me encontraban con la guardia baja.
Me sorprendió el avance de la gestación, nunca había visto un caso así y no podía permitir que nadie la viera en ese estado, así que para el parto yo debía estar preparado. En sus momentos de lucidez, Amelie sólo pensaba en el bebé y yo sólo pensaba en ella. Prometí que las cuidaría a ambas.

Me preparé mucho antes de la cesárea…no podían haber errores…no soportaría perderla. ¿Cómo había terminando amando tanto a alguien?

Ella no quería la cirugía, pero en este caso era necesaria y empezamos a discutir. Me enojé mucho, ¿por qué ella no podía ver que yo quería viva a ambas? Como ella no estaba en sus cinco sentidos le practiqué una cesárea sin su consentimiento.
Aunque estaba nervioso por todo (en especial por la sangre y por el hecho de que no soy doctor) todo salió bien.

Cuando la bebé nació me quedé anonadado. Jamás había visto a alguien tan perfecto y hermoso…encantador y único…parecido a ella. Lucía tan despierta…¿se supone que debe ser así? Ahora tenía que ponerla a salvo, la alejé de Amelie y la puse en otra habitación

Todo iba genial, las dos estaban bien y compartí mi tiempo para ambas. Con respecto a Amelie, no quería transformarla ahora…la cesárea era ya de por si dolorosa, la ponzoña lo haría empeorar. Decidí esperar.
Cuando ingresé a la habitación de mi esposa, ella estaba llorando, de repente sus ojos hicieron contacto con los míos y empezó a gritarme: — ¡¿Qué me has hecho? ¿Por qué…por qué lo hiciste?! — no dejaba de gritar y trataba de liberarse de las vías del suero.

Su medicamento—pensé—lo había olvidado. Intenté calmarla pero no me escuchaba Y la niña…empezó a llorar, la oía desde la otra habitación.

Tuve que ir en busca del medicamento a una farmacia en la ciudad pero al regresar sólo escuché 1 latido…como el repiqueteo de un colibrí. Nada más. Entré en pánico. Fui a la habitación de Amelie y no estaba allí por lo que me dirigí al cuarto de nuestra hija y sentí que el tiempo se detuvo.

La imagen que vi, trataba de no ser registrada en mi cerebro pero ya era tarde. En el suelo de aquella habitación...yacía tendido el cuerpo sin vida de la única mujer que he amado. Me acerqué para comprobar, lo que con la vista era evidente, ella no respiraba…su corazón no latía. Mi pecho se oprimió tanto que me sentí morir en todo el sentido de la palabra.
Fue horrible, era un dolor sin descripción.

Culpable. Debía haber un culpable, ¿no? Existía un ruido en la habitación aparte del latido cardíaco de mi hija. Me acerqué a su cuna. El ruido era su llanto. ¡Ese llanto me hacía sentir peor! No se como en ese estado de shock noté un arma en la cuna. Un arma…una pelea… ¿y si la niña no era indefensa? Después de todo nunca conocí a un hibrido como ella.

—Fue en defensa propia—Pero no tenía que haberla matado—Era la una o la otra—Ella no sabía lo que hacía—El esposo y el padre dentro de mí batallaban con todos argumentos posibles, el esposo ganó sin embargo no tuve el valor de vengarla porque era a mi hija, su hija. Verla era más que doloroso, siempre recordaría el motivo por el cual estaba ella aquí y no Amelie.

El padre dentro de mí lloraba cuando la abandoné. Un ser como ella no podría vivir en este mundo, porque un vampiro y un humano nunca deberían de relacionarse de esa forma.

Alguien o algo arreglaría lo que yo no pude. ¡Rayos! Su llanto iba incrementando más mi dolor. ¿Cuánto pasaría antes de que yo mismo muera por tanto dolor?

Cremé a mi querida Amelie y cargo conmigo sus cenizas. Sería mentir decir que no me arrepiento por la manera como la abandoné, nunca me lo perdoné. Pero fue lo mejor. Sé que jamás hubiese sido un buen padre…jamás lo sería.

martes, 11 de enero de 2011

Kate

Narrado por Nathaniel

A diferencia de muchos vampiros, no me agradaba mucho la idea de convivir con los humanos. Tenía un pánico terrible a verme inmiscuido en una situación tan horrible como es beber la sangre de un humano…nunca lo hice y nunca planeé hacerlo, por lo que yo vivía en una cabaña que fabriqué en las montañas de la ciudad de Vancouver en Canadá.
Siempre viví allí, desde que era humano. Fui “traído” a esta nueva “vida” por un…amigo en el verano de 1890. Él me enseñó lo indispensable y después se marchó alegando que buscaba algo. Yo por mi parte, con tanto tiempo libre desarrollé un pasatiempo: la pintura; pero la verdad, al igual que mi amigo, sentía que me faltaba algo pero no sabía qué, así que busqué algo que mantuviera mi mente ocupada…un trabajo.

Hice tantos trabajos pero ninguno me satisfacía, por lo que cada 5 años empezaba un nuevo trabajo en cualquier parte del mundo y luego me regresaba a Canadá a descansar de la rutina. Hace 10 años empecé un negocio propio: una agencia de modelos. Al principio mantuve oculta mi identidad como jefe hasta que la ví por primera vez hace 5 años…

Ella era parte del nuevo grupo de jóvenes aspirantes a modelos, inexpertas pero con grandes sueños. Kate tenía, sin embargo, algo especial que me atrajo desde el principio. El hecho de ver su foto me impulso a salir de las sombras y darme a conocer.
Siempre pedía informes de los avances de las chicas y me alegraba saber que ella siempre sobresalía en todo, no sólo era su belleza natural…tenía algo…

Un lunes en la mañana, cuando llegué a mi oficina me quedé impactado al verla allí, esperándome.

-Buenos días, Sr. McCallister. Mi nombre es…-
-Katherine Ford-la interrumpí.
-Sí, yo quería conocerlo personalmente-me dijo mientras me tendía la mano y me dirigía una sonrisa amable que me deslumbró por completo. Tomé su mano y luego la solté rápidamente para que no se estremeciera por mi fría piel.
Me quedé sin habla unos minutos mientras tomábamos asiento y asimilaba su calidez y como me sentía a su lado. Noté como ella me seguía con la mirada.

-Y bien-la animé a continuar. Deseaba oír su voz de nuevo-¿en qué le puedo ayudar?-
-Yo…-dudó unos escasos segundos-necesito que alguien hablé con mi madre acerca de mi trabajo. A ella no le hace mucha gracia que yo sea modelo y a mí no me importaría lo que piensa sino fuera porque aún soy menor de edad y necesito su autorización-
-Ah, sí. Usted sólo tiene 17 años. No se preocupe yo mismo iré a su casa hoy- sonreí por la idea.

Su respiración se aceleró al igual que su corazón y aunque bajó la vista pude sentir como la sangre se reunía en sus mejillas. Luego murmuró cosas para sí misma como:-contrólate, es muy guapo pero sé que puedes controlarte-
Respiró profundo y sus ojos volvieron a hacer contacto con los míos a la vez que decía:-muchísimas gracias-

Se levantó, se despidió y luego se fue rápidamente. Pensaría que estaba asustada si no fuera porque escuché lo que murmuraba…ella me encontraba atractivo…volví a sonreír.

Su esencia estaba encerrada en mi oficina pero su sangre no me atraía para nada…lo que me atraía era otra cosa.

Esa tarde conocí a la Sra. Abigail, sus rasgos me recordaban a los de su hija pero su actitud no. ¡Qué pésima primera impresión! Aunque sí me dio el permiso para Kate, ella no era nada sincera con sus palabras, aún así estaba dispuesto a llevarme bien con ella, después de todo, ella era la madre de mi…querido anhelo.
Cada día pensaba más y más en ella, pensé que era obsesión…no… era una necesidad verla aunque sea un segundo cada día, y cuando esto no sucedía me entraba una especie de pánico. No fue hasta el día en que faltó por primera vez a los ensayos, que supe que ella era lo que estaba buscando para sentirme completo.

Al siguiente día me explicó que su ausencia se debía a que necesitaba tiempo para estudiar para un examen importante. Se disculpó y me prometió avisar con anticipación para la próxima, yo en cambio, le prometí que le permitiría ausentarse cuando lo necesitara (o cuando quisiera). Yo estaba dispuesto a darle lo que me pidiera y ella no lo sabía. Nunca lo sabría. Eso me entristeció.

Traté de no ilusionarme con la tonta idea de una relación con ella, ya que éramos tan distintos y los humanos no se relacionan con los vampiros de esa manera. ¿O sí? No me permití pensar en aquello y la traté igual que a las demás (cosa que no era así antes). Kate notó el cambio y su actitud se transformó también. Ya no era la chica que iluminaba todo y a todos a su paso, ahora sólo parecía un robot que desfilaba. Eso me puso mal.

Su talento era codiciado por muchos e hizo trabajo para varios diseñadores famosos. Yo estaba feliz con su avance pero deseaba a la antigua Kate de vuelta…mi Kate.
Después de casi un año de trabajar para mí, ya casi no la veía. Iba de aquí para allá y yo también empecé a viajar mucho.

Cuando regresé de mi viaje a Japón, decidí pasarme por la oficina a pesar de que ya era tarde, como las 10 de la noche. Ella estaba aún ahí. Lo que ví al cruzar la puerta, destrozó mi corazón sin vida. Sus lágrimas bañaban su rostro mientras sus manos estaban cerradas fuertemente en puños.
Me acerqué tan sigilosamente que cuando le toqué el hombro, saltó de la sorpresa. Lucía asustada.

-¿Qué sucedió?- pregunté tratando de ocultar mi pánico.

Me miró con ojos torturados y se lanzó a mis brazos, aunque me moría de ganas de saber por qué lloraba mi mente sólo registraba una cosa: ella por fin estaba en mis brazos.
Al calmarse me relató que el último diseñador con el que trabajó había tratado de propasarse con ella y como ella lo rechazó, la sacó del desfile y amenazó con manipular a otros para que no la vuelvan a contratar.

La ira me nubló. Él había tratado de…no quise pensar en matarlo ya sabía lo que tenía que hacer, ese idiota aprendería una lección por herir a la única razón de mi equivocada existencia.
Le dí vacaciones para que se recuperara de lo sucedido y cuando regresó a trabajar su luz volvía a llenar el lugar. Mi Kate había vuelto.

-¡Gracias de nuevo por su apoyo, Sr. McCallister!-me dijo mientras me ofrecía una brillante sonrisa.
-Sólo era mi trabajo como jefe. Haría lo mismo por las demás-respondí tratando de ser imparcial.
-Sí, entiendo-dijo bajando su mirada. Sentí como su entusiasmo disminuía-yo…quería invitarlo a mi graduación. Será este jueves a las 9 de la mañana…en verdad me gustaría que usted viniera, si puede, claro.

Era obvio que me negaría, no era bueno para ninguno de los dos que notaran mi interés en ella, pero en ese momento sus ojos atraparon los míos y ya no pude negarme. Me deslumbró la sonrisa que cubrió su rostro después de mi respuesta afirmativa.
Qué bueno que asistí a la ceremonia. No hubiese sido justo que me perdiera del discurso que dio Kate esa mañana, afortunadamente el sol no me molestó ese día y pude disfrutar por completo de la compañía de mi único sueño no cumplido. La Sra. Abigail mostró gran indiferencia ante mi presencia allí, pero igual yo sólo tenía mi atención para una sola persona.
No sé como terminé asistiendo a la fiesta de celebración que dio Lilianne, una de las mejores amigas de Kate, en su casa.
Todos eran tan…jóvenes. No es que mi apariencia fuera de un viejo (aparentaba 22 años), pero después de vivir tantos años, sentirse joven no estaba en mis planes.
Decir que fue la mejor noche de mi vida, no es suficiente para describir todo lo que pasó…aparte de monopolizar toda su atención y sus bailes (la palabra celos era muy corta para explicar lo que sentía por todos esos chicos que la invitaban a bailar), lo mejor ocurrió después…

Ella tomó mi mano y me sacó de la casa, nos dirigimos al patio en un total silencio mientras la celebración quedaba atrás. Su rostro lucía ansioso aunque yo sólo me concentraba en la calidez de su mano…de su piel.
Soltó mi mano y se colocó frente a mí cuando empezó a hablar: -Ok, estamos solos y es hora de aclarar ciertos puntos-

-¿A qué te refieres?-yo estaba confundido.
-¿No se ha percatado? Pensé que había sido obvio, pero veo que no. Yo…es decir…usted es…-tartamudeó mucho y no terminó ninguna de las frases que comenzó. Su corazón parecía un caballo desbocado y sus mejillas estaban rojas. Yo no era idiota, enseguida supe lo que me diría y la verdad es que no sabía que hacer…yo soy un vampiro…no debería…
-Sé que…dijo mucho más segura-que somos totalmente diferentes pero eso sólo hace que lo que yo siento por usted se intensifique cada vez más-
Qué estúpido fue dejar que se declarara primero, pensé. –No sabes cuan diferentes somos-dije fríamente con la intención de cambiar las cosas. Ella se quedó inmóvil por unos segundos y luego murmuró: –dímelo-

¿Ella lo tomaría bien? En realidad sólo me importaba que sus sentimientos cambiaran…una relación entre nosotros sólo la destruiría y yo no deseaba eso. Sin pensarlo me incliné hacia ella, su respiración se tornó violenta, y susurré en su oído una sola palabra: vampiro.
En el momento en que ví sus ojos, noté que estaba paralizada de pies a cabeza. ¿Sería muy tarde decir que era una broma? De repente cerró sus ojos, inspiró profundamente y cuando los abrió de nuevo, lucía más… ¿calmada?

-Bueno, supongo que eso lo explica todo-dijo mientras se acercaba más a mí. Ahora yo estaba en shock. Colocó una de sus manos en mi mejilla y continuó al ver que yo no decía nada: -ésta es la parte en donde me dices que también me quieres y luego nos besamos-
Retrocedí alejándome de su mano. ¿Me llamaba de tú? ¿Quería que la besara? –¿No me escuchaste decir que soy…?- no mencioné de nuevo la palabra.
-Sí pero…-dio el paso que yo había retrocedido-si fueras malo ya nos habrías matado a todos, ¿verdad?-

No contesté. Era como vivir un sueño y una pesadilla al mismo tiempo.-Yo te…amo, pero no estoy seguro de estés a salvo a mi lado-confesé por fin-así que preferiría nada de besos por ahora-añadí sin creer mis propias palabras. Acababa de aceptar una relación con ella.

-Con que nos amemos basta-dijo y sonrió triunfalmente.

A partir de esa noche, no nos separamos jamás. Aunque tratábamos de lucir indiferentes en el trabajo, todos nos habían etiquetado como “la pareja más hermosa del mundo”.
Cuando me presenté de nuevo a la Sra. Abigail, esta vez como novio de Kate, mi suegra me declaró la guerra. Kate siempre me contaba todas las sospechas que su madre tenía con respecto a mí pero ambos decidimos no darle importancia. Todo iba a la mar de bien excepto por el hecho de que Kate era en extremo extrovertida, estaba encima de mí todo el tiempo…tratando de robarme un beso. Creo que a veces se le olvidaba que yo era un depredador.

Su carrera como modelo era muy prometedora pero ella la abandonó de un momento a otro, ya que demasiada exposición era perjudicial para mí. Eso y el hecho de que su madre seguía poniendo trabas en nuestra relación bajaron el estado de ánimo de mi hermosa princesa. Poco después me percaté de que era uno de sus tantos trucos para obtener lo que quería…uno de mis besos, pero uno no fue suficiente…debo admitir que lo disfruté igual o más que ella.

Un día apareció en la puerta de mi casa con sus maletas alegando que no podía soportar más a su madre, en realidad eso era una excusa porque lo que en realidad quería era casarse conmigo. La complací como siempre…fue el mejor día de mi vida…jamás seré capaz de olvidarlo.
Fue una ceremonia corta, nocturna, en la playa y las únicas testigos fueron las estrellas.
La vida de casado era toda una bendición y a pesar de que al principio tuve miedo por la integridad física de mi esposa, con el suficiente autocontrol todo pasó a ser un simple miedo infundado.

Planeábamos viajar por todo el mundo, quería que ella lo viera todo con sus bellos ojos humanos antes de…ya habíamos decidido que la transformaría…teníamos fecha, pero Kate empezó a sentirse muy cansada y dormía bastante. Algo me decía…esto está mal sin embargo, no pude quedarme a su lado ya que los Vulturis me contactaron. Querían “hablar conmigo” y yo no los deseaba cerca de ella, así que la deje en casa de la Sra. Abigail y fui a resolver mis asuntos con ellos.

Mi constante angustia por no tenerla cerca se convirtió en pánico cuando mi suegra se rehusaba a dejarme hablar por teléfono con ella, poniendo como excusa: -Kate está tan enferma que no puede levantar el teléfono- ese día casi me muero.
Si hubiese sabido que esos serán mis últimos días con ella…me hubiese rehusado a lo que querían los Vulturis y después enfrentaría las consecuencias.
Cuando regresé, sentí mi corazón casi explotar de las ansias…nunca había deseado tanto estar al lado de Kate…realmente la necesitaba…aún la necesito.

No había sentido tanto dolor en mi vida…ni como humano ni como vampiro. No se lo deseo a nadie. Pensé que realmente moriría cuando su madre me dijo que yo la había…asesinado.
Me dijo tantas cosas…la mayor parte insultos pero yo ya no podía escuchar nada a mi alrededor…hasta que susurró: -espero que ese engendro tuyo muera también-
Controlé la ira que sentía no sólo hacia esa señora sino también hacia mi mismo…en verdad fue mi culpa. La había embarazado. En un pequeño lugar de mi cerebro me imaginaba como hubiese sido si estuviéramos los 3 juntos…como una familia.

Usando mi gran “poder de convencimiento” conseguí que me dijera donde estaba mi hijo y fue así como empecé la búsqueda del Dr. Cullen y en ese viaje me encontré con Adrien.

-Fin del relato- dije con una sonrisa tratando de disimular el dolor que aún me quemaba por dentro.

Toda la familia Cullen me miraba con solidaridad por mi situación aunque los únicos ojos que me importaban en ese momento eran los de mi bebé.
-Ya veo- dijo Rosalie –es…muy justo que estés aquí- Dominic la observó y luego clavó sus ojos en mí de nuevo.
-Rose-murmuró Emmett.
-Lo siento, fue mi culpa- se disculpó Dominic –yo también amo a mamá pero no puedo dejar a mi mami sola, ella es una de mis princesas- agregó Dominic con una sonrisa.

No pude evitar reír por lo que me dijo.-No importa-le dije-te entiendo por completo-

-¿Puedo?-le pregunté a Rose extendiendo mis brazos hacia ella para que me permitiera coger a mi hijo.

Ella dudó pero al final me lo entregó. Si mi corazón hubiese estado latiendo parecería una locomotora. Toda la angustia, el dolor, la culpa, desapareció en el momento en que Dominic estuvo en mis brazos. Era tan cálido como un humano…como ella. Y además lucía muy cómodo en mis brazos. En verdad se parece tanto a ella…