Narrado por Bella
En cuanto escuché un auto estacionarse en el jardín, supe que ya era hora. Reneé había llegado junto con Charlie y yo tendría muchas cosas que explicar.
Según Edward, Charlie le dijo a mi madre que yo ya no estaba enferma pero que mi físico estaba algo cambiado y claro…también estaba el asunto de que ahora es abuela. Esa noticia le fascinó. Sé que le hubiese encantado acompañarme durante el embarazo, pero por obvios motivos fue imposible.
Edward tomó mi mano y juntos nos dirigimos a la entrada. Si mi corazón aún latiera, estaría a punto de salir de mi pecho.
Alice me guiñó un ojo para darme ánimos y Jasper también ayudó…me sentí más relajada.
Pude escuchar los pasos de mis padres mientras se acercaban a la casa. Escuchar la voz de mi madre casi me hace salir volando a su encuentro.
De repente ahí estaba. Frente a frente.
-¿Bella?, ¿eres tú?-
Ella sonreía, ¿por qué?
-Sí, mamá. Soy yo-
-Oh, Bella…mi vida. Me alegra que estés bien- salió corriendo para abrazarme. No rechazó el contacto con mi piel fría y dura. Así que le correspondí el abrazo. Fue indescriptible lo que sentí e ese momento.
Luego nos separamos, colocó sus manos en mi rostro –Oh, estás algo diferente. Muy…hermosa. No que antes no lo fueras, pero…woah-dijo con entusiasmo.
Ya extrañaba las palabas de mi dulce madre.
-Ehm…hola Edward ¿cómo estás?-
-Feliz, más feliz que nunca, Reneé-contestó Edward con una preciosa sonrisa.
Después del saludo de mi padre, él y Edward ingresaron a la fiesta para darnos privacidad.
Empezamos a caminar en silencio alrededor de la casa.
-Y entonces, ¿cómo te va en tu vida de casada?-
-Bien mamá, Edward y yo somos increíblemente felices-
-Sí, eso noté- me dedicó otra sonrisa.
Hubo otro silencio.
-¿Y mi nieta? Me dijo Charlie que su nombre es Reneesme. Es un lindo nombre-
-Sí…-no sabía como continuar-antes de que la conozcas, yo debo decirte que…-
Me callé de nuevo. ¿Debía decirle toda la verdad? ¿O aceptaría cosas a medias como Charlie?
Reneé se detuvo. Me miró a los ojos y volvió a sonreírme. Tomé eso como un incentivo. Junté nuestras manos y no dejé de observarlas.
-Mamá yo…-sentí un nudo en la garganta-Yo soy…soy…un…vampiro-No me dí cuenta de que estaba susurrando las palabras. Tal vez no me escuchó. Tal vez podría inventar una historia. Tal vez deba esperar otro año.
Pero al levantar mi mirada, encontré lágrimas en los ojos de mi madre. Y ya no pude decir nada más. Era como si mi voz se hubiese perdido.
¿Este era el final de todo? ¿Mi madre se enteraba que yo era un vampiro y ya no me querría más? ¿Podría yo vivir con eso? No… ¿quería yo vivir con eso?
Sentí como mi frío y paralizado corazón se estaba partiendo. Solté su cálida mano e inmediatamente le dí a espalda. Quería salir corriendo o…volando y desaparecer.
No me arrepentía de nada. Amo a Edward más que a nada y Reneesme es mi todo, pero Reneé es mi madre, la que me dio la vida, la que me crió y me dió su amor, la que se sacrificó y se preocupó por mí. Debí haber pensado un poco en ella, en como le afectaría todo esto. Fui tan egoísta.
-Madre, lo siento. Yo…-mi voz estaba quebrada. Estaría chillando con todas mis fuerzas si pudiera pero en lugar de eso mis ojos estaban secos. Deseé tanto poder soltar una lágrima para poder demostrarle cuanto lo sentía. Súbitamente un contacto cálido me sacó de mis cavilaciones…era el abrazo de mi madre. Dejé de respirar mientras ella me abrazaba por la espalda, por varios minutos.
Asustada ella me soltó –Lo siento hija. Supongo que debe ser difícil para ti estar a mi lado-habló con tono apenado mientras se secaba las lágrimas con un pañuelo.
Necesité unos minutos para descifrar sus palabras: -¡¿Qué?!- le contesté desconcertada.
-Quiero decir-dijo bajando la voz-si eres vampiro y yo soy humana, debe ser difícil para ti evitar beber mi sangre-
Ese pensamiento, yo bebiendo la sangre de mi madre- me hizo estremecer. Luego lo pensé mejor y no pude evitar reír. ¿Ella había aceptado todo tan fácilmente?
-No…mamá. Estoy bien. No Tengo sed-me di la vuelta para volver a ver sus ojos. Ella estaba ¿feliz?
-¿en serio?, entonces vas a tener que contarme toda la historia, ok?
-Sí, claro- no me podía creer todo esto –aunque la historia es un poco larga así que…-me interrumpió.
-No te preocupes, me quedaré aquí en Forks por 2 días. Me puedes contar sobre tu nuevo estilo de vida después de la fiesta. Quiero conocer a mi nieta-
Caminamos de nuevo. Cuando llegamos a la puerta de la casa preguntó: -¿ella también es especial?
-Sí, mucho-le sonreí
-Mamá puedo preguntarte… ¿por qué llorabas?
-Ah…porque es el sueño de toda madre el que su hijo viva para siempre.
Me puse a pensar en ello y volví a sonreír.
-Y también…porque no estás enferma- me guiño el ojo.
Al entrar todos estaban bailando. Pude notar la cara de preocupación de Charlie, él cual al vernos tomadas de la mano, se relajó.
Edward se acercó a nosotras con Reneesme en brazos. Lucía tan adorable con su tercer vestido del día: rosado con encajes dorados. Sus rizos caían naturalmente dándole un aspecto más tierno. Yo no era la única en notar eso.
Reneé se quedó paralizada. Sus ojos estaban tan abiertos y pude escuchar como tragaba saliva ruidosamente.
-¿Ella…es mi…nieta?-preguntó entrecortadamente.
-Sí…ella es Reneesme Carlie Cullen- dijo Edward con reverencia.
Ella extendió los brazos hacia su abuela, la cual aún algo confundida, extendió los suyos también para sostenerla.
-Eres lo más lindo que he visto y verá en mi vida- dijo llorando, esta vez de felicidad. Nessie sonrió y la abrazó.
Entonces suspiré de alivio. Supe que todo estría bien desde ese momento. Podría estar con mis padres lo que les resta de vida.
Lo noche transcurrió entre música, comida, chistes, risas. No recordaba un momento más feliz que este…Éramos todos una familia ahora.
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