Primera parte: Narrado por Jasper
Mientras Carlisle la revisaba, sus ojos iban y venían…observando todo minuciosamente.
-Muy bien. Estás más que sana- le dijo a ella dedicándole una sonrisa.
-Ella piensa que eres guapo- le comentó Edward a Carlisle.
-Gracias. Tú también eres preciosa- respondió él.
Cass observaba a Edward con fascinación. –Sí, yo puedo leer tu mente y la de los demás…excepto la de mi querida esposa, al menos que ella quiera- le dijo Edward a Cass.
-Cass- la llamó Alice para explicarle –Edward está aquí para ayudarte a que nos cuentes que te sucedió-
Ella negó con la cabeza.
-Sólo queremos entender- supliqué –Por favor-
Ella centró su mirada en Edward de nuevo.
-¿Mami y papi?- preguntó Edward mirándonos a Alice y a mí.
Eso significaba que ella nos consideraba sus padres.
-Ella no quiere que la odien- aclaró Edward.
-Eso jamás- casi grité. Alice continuó –jamás podríamos odiarte, sólo queremos comprenderte más-
Cass tomó un gran respiro y Edward empezó a relatar como si fuera ella la que hablaba.
-Yo asesiné a mi madre-
Carlisle colocó su mano en mi hombro para luego dirigirse a ella –Las mujeres humanas como tú mamá no suelen sobrevivir al parto. Era de esperarse que muriera. No es tu culpa-
-No- continúo Edward –Ella estaba viva, sobrevivió al parto- hubo uno pausa durante unos minutos.
-Mis padres me amaban. Podía escucharlos hablar sobre mí todo el tiempo. Eran felices. Yo estaba dormida cuando unos gritos me despertaron, ellos discutían. Luego hicieron planes. Esa misma noche, yo nací. Él estaba enojado. No me dejó ver a mi madre- hubo otra pausa.
En ese instante sentí angustia. La mía mezclada con la del resto de la familia. Todos estaban escuchando, incluso Nessie y Dom. Ellos empezaron a sollozar. Pude haberlos relajado pero yo mismo estaba fuera de control.
Edward continúo –Mi padre me colocó en una cuna en otra habitación, su rostro seguía siendo severo. Luego él salió, supuse que para ver a mi madre y no volvió en un buen tiempo. Durante su ausencia, la puerta se abrió…era mi madre.
Se acercó a mi mí, llorando y sostenía algo en sus manos…un arma-
La mano de Alice presionó la mía, lo que me sacó del trance en el que me había sumergido esta siniestra historia. No me había percatado de que Edward dejó de hablar de nuevo.
-Continúa- le farfullé. La historia siguió: -Yo sabía lo que ella iba a hacerme. Dejé de pensar en ella como mi madre. En ese momento o era ella o era yo…no sé como pude ver a través de su cuerpo, como si se tratase de un cristal y me percaté de qué era lo que la mantenía con vida…su corazón. Me concentré tanto en ello que el corazón se detuvo y ella se desplomó-
Todos se estremecieron, incluso los que estaban en la sala escuchando. No era difícil adivinar cuál era el don de Cassidy (si es que se le puede llamar don). Ser capaz de detener la actividad de un órgano con sólo pensar en él, convierte a esta niña en una herramienta letal. En manos equivocadas sería una pesadilla…esto me recordó en algo a mi pasado.
Ahora la mano de Edward estaba en mi otro hombro. Volvió a al relato.
-Y después, cuando mi padre llegó, lo único que él pudo ver era el cuerpo sin vida de la mujer que más amó en el mundo. Pude sentir su tristeza y arrepentimiento mientras pronunciaba constante mente su nombre…Lydiah.
-¿Por qué lloras? ¿Te sientes culpable- me preguntó mientras me ataba con unas sogas. Yo no podía detener mis lágrimas, me dolía todo lo que sucedía.
-Me cargó en brazos y me llevó lejos. Me depositó en aquel bosque y sus palabras finales fueron: Yo jamás seré capaz de matarte, eres mi hija y te pareces tanto a ella; pero eso no cambia el hecho de que eres una asesina…alguien se encargará de ti pronto-
-Pensé que moriría…sabía que lo haría. Aunque lo quisiera, los animales del bosque no podían herirme. Mi habilidad salía a flote y de repente o están muertos o heridos. Mi única oportunidad de morir era de hambre…así que lo intenté-
-El frío y el hambre se incrementaban pero no me daba temor morir, hasta que dos días después…aquella noche, apareció un lobo…eran tan diferente. Por primera vez tuve miedo-
-Fue entonces cuando lloré en busca de ayuda y llegaron papi y mami al rescate-
Cass estaba sentada en uno de los sillones, miraba sus manos, nerviosa. Yo podía oír los llantos afuera. Eran los niños. Cass se inquietó por esto pero luego fijó su mirada en nosotros esperando que dijéramos algo.
-Gracias- conseguí decir con la voz algo áspera –nos alegra ser tus nuevos padres y por supuesto no te odiamos. Te prometo…que nunca volverás a pasar por algo así-
Alice se lanzó a abrazarla, mientras unas lágrimas de felicidad recorrían las mejillas de mi tierna hija. De inmediato libré a todos de su dolor. Fue la primera vez que usé mi habilidad con Cass, la situación lo requería.
-Bueno, no más lágrimas- mencionó Alice tratando de sonar alegre –tenemos cosas por hacer-
Se dirigió afuera de la habitación con la niña en brazos y todos la seguimos, listos para seguir con nuestras vidas justo en donde las dejamos.
Segunda Parte: Narrado por Seth
Era un hermoso día, no pude evitar pasármelo en la playa. El agua estaba deliciosa…y las chicas también. He salido con un par de chicas en estos últimos meses pero no he tenido una relación de verdad, así que me siento libre de cierta forma.
Leah estaba feliz, ahora que había olvidado a Sam, ya no había ningún tipo de resentimiento entre nuestras manadas.
Fui a casa a cambiarme de ropa. Estaba esperando a mi hermana para ir donde los Cullen. Edward practicaba el pastel de bodas y nosotros éramos los degustadores, lo cual era genial. Ed es el mejor cocinero del mundo.
Jake nos advirtió que no fuéramos a la mansión de los Cullen sin previo aviso. Un nuevo híbrido era parte de la familia, lo único que Jake sabía era que se trataba de una niña que le tenía pánico a los lobos. Se podría decir que es la hija de Alice y Jasper, y que éste último la sobreprotege.
-Y bien hermanito ¿estás listo? ¿O ya te cansaste de tragar pastel?- me gritó Leah
-Sí, listo. Vámonos-
En realidad no teníamos prisa pero igual Leah quería una competencia, así que corrimos. Últimamente estaba tan entusiasta.
En el camino nos encontramos con Quil y Embry, los cuales nos acompañaron también. Entre más degustadores mejor.
Cuando llegamos Jake y Nessie nos esperaban en el jardín de la casa.
-Hola chicos- nos saludó Nessie con una voz dulce.
-Hola Ness, ¿cómo andas?- pregunté
-Muy contenta, mis padres van a casarse el viernes. Mamá está muy emocionada-
-¿Y ya está listo el pastel?- preguntó Quil
-Pasteles- corrigió Jake
-¿Podemos pasar?- preguntó Embry
-Un momento- pidió Nessie.
Ingresó a la casa, mientras Jake observaba cada uno de sus pequeños movimientos. Al abrirse la puerta, una hermosa canción de piano llegó a mis oídos. Yo no era fanático de la música clásica, pero las melodías de Edward eran algo que no se podían dejar de escuchar.
No pude evitar acercarme a la puerta entreabierta, el sonido era cada vez más alto. Eché un vistazo, sólo uno pequeño, y como si mis ojos fueran guiados por una fuerza sobrenatural, mi mirada se fijó en una pequeña niña de cabellera negra con un brillo azulado.
Ella danzaba al ritmo de la canción, con un lindo vestido blanco, hasta que sus ojos verdes (de un tono que no había visto jamás) hicieron contacto con los míos, en ese instante todo a mi alrededor dejó de importarme.
Olvidé el motivo por el cual yo me encontraba aquí. Fue como si no hubiese vida antes de ella.
No me dí cuenta de que ya estaba dentro de la casa, a medio metro de ella, cuando escuché los gruñidos amenazantes de Jasper.
-Aléjate- consiguió decir mientras apretaba la mandíbula y se colocaba detrás de ella.
-Yo…lo siento- retrocedí unos pasos. La verdad es que no me arrepentía de nada. Lo volvería a hacer si eso significaba que podía verla.
-Déjalo Jazz- le dijo Alice –Cass no está asustada-
Su nombre era Cass.
-Mucho gusto Cass- le dije.
–Cassidy- replicó ella mientras se acercaba a mí. Mi corazón se aceleró.
-Cassidy- la llamó Jasper –ella se volteó y se lanzó a sus brazos. Él la llevó escaleras arriba y yo me sentí más solo que nunca.
-Seth- era la voz de Edward- vamos te necesito aquí. No te preocupes Alice está de tu lado-
Ví como Alice me guiñaba un ojo mientras se dirigía a la computadora.
Fuimos a la cocina: Leah, Jake, Quil, Embry, Ed, Ness y yo. Edward nos ofreció mini tortas a cada uno, de diferentes sabores. Yo no pude saborear nada, mis sentidos estaban en otro lado…
-¿Quieres que te cuente la historia?- me preguntó Edward al mismo tiempo que colocaba merengue en uno de los pasteles.
Asentí. Edward narraba la historia y yo me quedé paralizado. Ella sufrió tanto hace unos meses y ahora baila y sonríe. Ella es genial, pensé.
-Sí…lo es- concordó Edward –Aunque al principio era tímida ahora no para de hacer preguntas. Está siempre metida en todo, hasta en un pequeño arreglo en el vestido de novia de Bella- sonrió –Es la mejor amiga de Reneesme, y con Dom…no sé como describir esa relación-
-¿Así que te imprimaste de ella?- me interrogó Leah mientras masticaba.
-Ehm…- mis compañeros me observaban –Creo que sí-
-Mejor que Rose no se entere. Ella quiere a la pequeña preguntona como novia para Dominic- intervino Emmett que acababa de entrar a la cocina.
Leah hizo una mueca –No tengo nada contra ti, Leah- continuó Emmett –Me parece genial que seas la chica de mi hijo, pero Rose…ya la conoces-
-Sí- contestó mi hermana sonriendo.
-Bienvenido al club- me dijo Quil con una gran sonrisa.
-¿Gracias?- contesté inseguro. La nueva ola de sentimientos me tenían algo desconcertado.
Y la tarde pasó entre pasteles, los comentarios de mis amigos y las bromas de Emmett acompañado de mi algo fastidiosa hermana, esos dos se habían vuelto grandes amigos y sus bromas eran pesadas.
A la hora del crepúsculo, decidí marcharme con los chicos. Hoy Leah se quedaba a dormir aquí, yo lo haría también…si tuviera un motivo. Es obvio que el pasado de aquella niña es un obstáculo para nuestra amistad.
Salíamos por la puerta cuando Nessie me dijo –Espera Seth- se acercó a mi oído y me susurró: -Ella no te tiene miedo…es el tío Jasper. No te preocupes, ya entenderá. Cass quiere verte mañana para jugar, ¿vendrás?-
-Claro- respondí. No tuve que pensar mucho en la respuesta. De ahora en adelante, yo estaría donde ella me quisiera y haría lo que ella me pidiera, y me sentiría bien.
Mi libertad se terminó y no me importaba, porque ahora era preso de un amor como ningún otro, y yo no podía ser más dichoso.
Al enterarse mi madre de mi imprimación, se alegró y luego se entristeció al saber de quien se trataba. Ella no tenía nada en contra de los Cullen, pero al igual que Leah, uno de los padres de mi alma gemela no estaba de acuerdo con eso y mi madre no deseaba verme sufrir.
Al siguiente día, aquel miércoles, fue el mejor día de mi vida. Pude pasar tiempo de calidad con Cassidy aunque ella mantenía cierta distancia conmigo. Pensé que se debía a que yo era un licántropo, pero después me percaté de que el motivo era Jasper. Tenía su mirada fija en nosotros. Una mirada severa que cambiaba a una sonrisa cuando ella lo miraba.
Cass sabía que a su querido papá no le agradaba que yo estuviera con ella, así que por el momento ella lo complacía.
Creí que eso nunca me molestaría, pero nadie esperaba lo que sucedería después…
No soy escritora, no soy poeta, no soy artista, solo deseo escribir lo que me gusta y sentirme bien...
jueves, 20 de mayo de 2010
lunes, 17 de mayo de 2010
Amuleto
Narrado por Jasper
No estaba seguro si Alice quería adoptar a esa pequeña porque nosotros jamás vimos esa posibilidad…tener hijos. Sin embargo ahora que esa posibilidad existía, los ojos de mi hermosa bailarina brillaban como nunca.
-Necesita un nombre- dijo Alice de repente
-Ya tienes uno ¿verdad?- era obvio que ya había escogido un nombre. Su entusiasmo era contagiante.
-Sí…Cassidy. Cassidy Ann Cullen.
Sentí como si algo creciera dentro de mi pecho. El que tuviera el apellido Cullen, hacía todo esto más real.
Era encantador ver a Alice acunar a esa bebé. Como si ya fuera nuestra…nuestra ¿hija? Era extraño pensar así. Tener un hijo cambia todo, eso es seguro. Y aún así yo quería hacerlo.
Quería tener algo con Alice, algo que podamos decir “es nuestro”.
Alice la colocó en la cama. Estábamos acostados a ambos lados de ella. Viéndola dormir. Ahora comprendía a Edward. Verla dormir fue…especial.
De repente Cassidy comenzó a moverse inquieta, en lo que yo supuse, era una pesadilla. Lo cual era normal después del trauma por el que pasó. Después empezó a jadear y a derramar lágrimas. Su llanto era muy bajo y tenía ese mismo tono de soledad, tristeza, angustia y miedo.
Alice tarareó una nana pero ella no se relajó. La tomó en brazos y la mecía mientras caminaba por toda la habitación. Y el llanto seguía. Cassidy tenía los ojos fuertemente cerrados como si no quisiera ver algo…o alguien.
-Dámela- le pedí a Alice
Me la entregó en seguida. La acurruqué en mi pecho mientras le daba palmaditas en su espalda. Alice se colocó a mi lado y me preguntó muy bajito por qué no usaba mi habilidad con ella para calmarla.
-No lo sé, creo que no es necesario- le contesté dudando.
Ni yo mismo sabía por qué no lo había hecho, pero lo importante es que ella al fin abrió sus lindos ojos y dejó de llorar.
Me acosté en la cama con ella en mi pecho. Sentí como se calentaba el lugar donde estaba mi corazón.
Su respiración se hizo más pausada y sus ojos se fueron cerrando nuevamente. Cerré los míos también en un intento de descubrir que me pasaba…
Sentí el flash de una cámara seguido de la voz de mi mujer.
-Y esta es la primera foto del álbum de Cass- susurró divertida. Se acostó a mi lado y esperamos el amanecer con ansías para poder regresar a casa.
Nuestro vuelo era a las 8 am, así que a las 6 Alice preparaba las maletas. Las compras de ella aumentaron nuestro número de maletas.
Con las maletas listas, luego cambió el vestuario de la niña. Cass estaba vestida de acuerdo a nosotros. Sonreí. Alice lo tenía todo planeado.
Al salir del hotel llamamos la atención ya que ahora nos íbamos con una bebé que aparentaba tener unos cuantos meses de edad, pero nadie hizo un espectáculo por eso.
Mientras íbamos en taxi al aeropuerto, la alimenté de nuevo. A diferencia de Reneesme, Dom y Cass parecían tener más tolerancia a la comida humana. Y fue un alivio. Yo no deseaba volver al bosque donde ella fue maltratada.
Alice quiso comprar (esta vez con la niña) algo más en las tiendas del aeropuerto, mientras yo cuidaba el equipaje. Al final Alice fue sola, Cassidy extrañamente prefería estar en mis brazos. Volví a sonreír.
Trajo 2 bolsas pequeñas. De una de ellas sacó un conejo de peluche y se lo dio a Cass.
Desde que abordamos el avión, ella no dejaba de morder el peluche. Su autocontrol fue increíble, de manera que sus dientes no desgarraron el muñeco. Era como ver a un bebé humano jugar. Alice continuó tomando fotos.
-Estas van a ser las favoritas de Esme- luego dijo dirigiéndose a la niña en francés –tenemos una gran familia esperándonos en casa. Te vas a divertir un montón con Nessie y Dom- susurró muy bajo –ellos son como tú-
Cassidy observar a Alice con sorpresa. Había entendido a que se refería.
Alice empezó a contarle acerca de cada miembro de la familia. Descripción física y carácter.
Tomé un gran respiro y detecté el maravilloso olor de la sangre de cada pasajero. Había unos más apetitosos que otros.
Pero por primera vez en toda mi existencia, supe que no mataría a nadie. No sólo porque apenas me había alimentado sino más bien se debía a la presencia de esta niña, cuya dependencia hacia mí, me hizo superar mi poca resistencia a la sangre.
Si ella dependía de mí para dormir tranquila, entonces yo dependía de ella para no ansiar la sangre humana. Ella se había convertido en mi amuleto. Un preciado amuleto que protegería de ahora en adelante.
Las horas pasaban y cada cierto tiempo ella necesitaba comida. Se irritaba al darse cuenta de que nada de lo que comía le agradaba. Una vez más no use mi habilidad, sólo le hable: -Pronto…cuando estemos en casa-
Ella sólo frunció el ceño y siguió comiendo. Su paciencia tenía límites. Alice sonrió al ver su enojo.
-Se parece a mí…somos bellas hasta cuando nos enojamos- mencionó Alice más que contenta.
Me limité a asentir. Tenía razón. Puede que no fuera nuestra hija biológica pero algunas de nuestras actitudes ya estaban en ella. Al igual que con Dom, la persona que los cuida es una gran influencia en ellos. Tal vez dentro de unos años, estaría diseñando ropa junto con Alice.
Por la noche aunque Alice era quien le cantaba y la mecía hasta que se dormía, era mi regazo el que hacía el papel de cuna. No se sentía cómoda al dormir en otro lugar que no fueran mis brazos.
Por fin llegamos a Atlanta. El viaje fue muy entretenido. Alice jugaba con Cass y le enseñaba inglés. Pero yo tenía prisa, quería que Carlisle la revisara y que Edward nos dijera los motivos de encontrarla en tan lamentable condición.
Al llegar al aparcamiento divisamos el BMW de Rosalie, era Emmett quien lo manejaba, él nos llevaría a casa.
-Hey, niños ¿cómo les fue? No mataste a nadie ¿verdad Jazz?- dijo Emmett como siempre bromeando, vengándose por las veces que yo lo vencí en las luchas.
-Claro que no, Em; en lugar de eso tenemos un nuevo miembro para la familia- Alice señaló a Cassidy.
-Woah. Muy linda- dijo Emmett después de peñizcar la mejilla de la niña.
-Soy Emmett…hmm…tu tío Emmett- se dirigió a ella con una sonrisa. La sostuvo uno minutos mientras yo metía las maletas en el auto.
-Cassidy quiere conocer a Nessie y a Dom- murmuró Alice
-No hay problema. Es mas a Dom le encanta tener chicas nuevas en casa. Es seguro que Rose te prefiera como nuera en lugar de Leah- empezó a reír a carcajadas.
Alice lo acompañó. Pero yo no. Un rugido se escapó de mi pecho. La sola idea de que ella estuviera comprometida, me enojaba. Retiré a Cass de los brazos de Emmett.
-Vámonos- exigí
-¡Que delicado!- se quejó Emmett
Alice volvió a reír.
Emmett esperó a que mi disgusto anterior desapareciera y a la mitad del camino a Forks preguntó: -¿Y dónde la encontraron? ¿En un orfanato?-
-No-dije de manera cortante –en el bosque- la apreté más contra mi cuerpo en un intento de no enojarme por el recuerdo.
Fui tan rudo en mi respuesta que Emmett no habló más.
Caía una ligera lluvia sobre la ciudad, lo cual llamó la atención de Cass. No había notado lo mucho que podían brillar sus ojos.
-Y llegamos- anunció Emmett en voz alta.
Una vez que el auto estuvo estacionado, Alice tomó a la niña y salió de este. Emmett y yo llevamos las maletas a la habitación. Alice permanecía fuera de casa en tanto que Emmett reunía a la familia.
-¿Otro más?- preguntó Edward con una media sonrisa.
-Otra…es una ella- aclaró Emmett mientras le guiñaba el ojo a Rosalie.
Los lobos no estaban lo cual me hizo sentir más cómodo. Todos estaban ansiosos.
-Pasa- le dije a Alice
Ella entró, como siempre bailando y con una sonrisa dibujada en los labios. Yo amaba verla feliz.
-Ella es Cassidy- anunció Alice en tono explicativo.
Todos la observaban pero ella ocultaba su rostro en el hombro de Alice.
-Es algo tímida- expliqué- Permíteme Alice- ella la depositó en mis brazos.
-Alice ya te habló de esto ¿verdad?- le dije mirándola a los ojos- Yo estoy aquí y te digo que no temas-
Me sonrió y clavó su vista en los demás. En ese momento comprendí por qué yo no usaba mi don con ella…prefería hablar con ella de manera natural, como sería si yo no tuviera esta habilidad.
-Qué hermosa- opinó Esme
-Muy linda en verdad- dijo Bella
Rose iba a decir algo también pero Dominic se le adelantó: -mi nueva princesa, bienvenida-
No me gustó el tono en que lo dijo. Para él todas las mujeres de esta casa eran sus princesas, y aunque dejó muy claro que quería a Leah como su reina, la forma en la que observaba a Cassidy lucía algo diferente…
-Bienvenida-concordó Reneesme. Se acercó para rozar la mejilla de Cass y luego se alejó.
-Ves le agradas a todos- le dije mientras besaba su mejilla.
Todos se quedaron atónitos, excepto mi dulce Alice. Nadie sabía lo mucho que yo había cambiado al tener a esta niña conmigo. Al instante Alice tomó otra foto.
-Momento para más recuerdos- sacudió la cámara.
-Espera- la interrumpí- Antes me gustaría que…Carlisle ¿puedes hacerle un chequeo?
Sólo por precaución. Las condiciones en las que la encontramos no eran normales.
Edward se estremeció al ver mis pensamientos.
-Sí, claro Jasper. Acompáñame-
-Edward- dije
Él asintió.
Así los 4 junto con Alice fuimos al despacho de Carlisle. Mientras los demás se quedaron en la sala.
No estaba seguro si Alice quería adoptar a esa pequeña porque nosotros jamás vimos esa posibilidad…tener hijos. Sin embargo ahora que esa posibilidad existía, los ojos de mi hermosa bailarina brillaban como nunca.
-Necesita un nombre- dijo Alice de repente
-Ya tienes uno ¿verdad?- era obvio que ya había escogido un nombre. Su entusiasmo era contagiante.
-Sí…Cassidy. Cassidy Ann Cullen.
Sentí como si algo creciera dentro de mi pecho. El que tuviera el apellido Cullen, hacía todo esto más real.
Era encantador ver a Alice acunar a esa bebé. Como si ya fuera nuestra…nuestra ¿hija? Era extraño pensar así. Tener un hijo cambia todo, eso es seguro. Y aún así yo quería hacerlo.
Quería tener algo con Alice, algo que podamos decir “es nuestro”.
Alice la colocó en la cama. Estábamos acostados a ambos lados de ella. Viéndola dormir. Ahora comprendía a Edward. Verla dormir fue…especial.
De repente Cassidy comenzó a moverse inquieta, en lo que yo supuse, era una pesadilla. Lo cual era normal después del trauma por el que pasó. Después empezó a jadear y a derramar lágrimas. Su llanto era muy bajo y tenía ese mismo tono de soledad, tristeza, angustia y miedo.
Alice tarareó una nana pero ella no se relajó. La tomó en brazos y la mecía mientras caminaba por toda la habitación. Y el llanto seguía. Cassidy tenía los ojos fuertemente cerrados como si no quisiera ver algo…o alguien.
-Dámela- le pedí a Alice
Me la entregó en seguida. La acurruqué en mi pecho mientras le daba palmaditas en su espalda. Alice se colocó a mi lado y me preguntó muy bajito por qué no usaba mi habilidad con ella para calmarla.
-No lo sé, creo que no es necesario- le contesté dudando.
Ni yo mismo sabía por qué no lo había hecho, pero lo importante es que ella al fin abrió sus lindos ojos y dejó de llorar.
Me acosté en la cama con ella en mi pecho. Sentí como se calentaba el lugar donde estaba mi corazón.
Su respiración se hizo más pausada y sus ojos se fueron cerrando nuevamente. Cerré los míos también en un intento de descubrir que me pasaba…
Sentí el flash de una cámara seguido de la voz de mi mujer.
-Y esta es la primera foto del álbum de Cass- susurró divertida. Se acostó a mi lado y esperamos el amanecer con ansías para poder regresar a casa.
Nuestro vuelo era a las 8 am, así que a las 6 Alice preparaba las maletas. Las compras de ella aumentaron nuestro número de maletas.
Con las maletas listas, luego cambió el vestuario de la niña. Cass estaba vestida de acuerdo a nosotros. Sonreí. Alice lo tenía todo planeado.
Al salir del hotel llamamos la atención ya que ahora nos íbamos con una bebé que aparentaba tener unos cuantos meses de edad, pero nadie hizo un espectáculo por eso.
Mientras íbamos en taxi al aeropuerto, la alimenté de nuevo. A diferencia de Reneesme, Dom y Cass parecían tener más tolerancia a la comida humana. Y fue un alivio. Yo no deseaba volver al bosque donde ella fue maltratada.
Alice quiso comprar (esta vez con la niña) algo más en las tiendas del aeropuerto, mientras yo cuidaba el equipaje. Al final Alice fue sola, Cassidy extrañamente prefería estar en mis brazos. Volví a sonreír.
Trajo 2 bolsas pequeñas. De una de ellas sacó un conejo de peluche y se lo dio a Cass.
Desde que abordamos el avión, ella no dejaba de morder el peluche. Su autocontrol fue increíble, de manera que sus dientes no desgarraron el muñeco. Era como ver a un bebé humano jugar. Alice continuó tomando fotos.
-Estas van a ser las favoritas de Esme- luego dijo dirigiéndose a la niña en francés –tenemos una gran familia esperándonos en casa. Te vas a divertir un montón con Nessie y Dom- susurró muy bajo –ellos son como tú-
Cassidy observar a Alice con sorpresa. Había entendido a que se refería.
Alice empezó a contarle acerca de cada miembro de la familia. Descripción física y carácter.
Tomé un gran respiro y detecté el maravilloso olor de la sangre de cada pasajero. Había unos más apetitosos que otros.
Pero por primera vez en toda mi existencia, supe que no mataría a nadie. No sólo porque apenas me había alimentado sino más bien se debía a la presencia de esta niña, cuya dependencia hacia mí, me hizo superar mi poca resistencia a la sangre.
Si ella dependía de mí para dormir tranquila, entonces yo dependía de ella para no ansiar la sangre humana. Ella se había convertido en mi amuleto. Un preciado amuleto que protegería de ahora en adelante.
Las horas pasaban y cada cierto tiempo ella necesitaba comida. Se irritaba al darse cuenta de que nada de lo que comía le agradaba. Una vez más no use mi habilidad, sólo le hable: -Pronto…cuando estemos en casa-
Ella sólo frunció el ceño y siguió comiendo. Su paciencia tenía límites. Alice sonrió al ver su enojo.
-Se parece a mí…somos bellas hasta cuando nos enojamos- mencionó Alice más que contenta.
Me limité a asentir. Tenía razón. Puede que no fuera nuestra hija biológica pero algunas de nuestras actitudes ya estaban en ella. Al igual que con Dom, la persona que los cuida es una gran influencia en ellos. Tal vez dentro de unos años, estaría diseñando ropa junto con Alice.
Por la noche aunque Alice era quien le cantaba y la mecía hasta que se dormía, era mi regazo el que hacía el papel de cuna. No se sentía cómoda al dormir en otro lugar que no fueran mis brazos.
Por fin llegamos a Atlanta. El viaje fue muy entretenido. Alice jugaba con Cass y le enseñaba inglés. Pero yo tenía prisa, quería que Carlisle la revisara y que Edward nos dijera los motivos de encontrarla en tan lamentable condición.
Al llegar al aparcamiento divisamos el BMW de Rosalie, era Emmett quien lo manejaba, él nos llevaría a casa.
-Hey, niños ¿cómo les fue? No mataste a nadie ¿verdad Jazz?- dijo Emmett como siempre bromeando, vengándose por las veces que yo lo vencí en las luchas.
-Claro que no, Em; en lugar de eso tenemos un nuevo miembro para la familia- Alice señaló a Cassidy.
-Woah. Muy linda- dijo Emmett después de peñizcar la mejilla de la niña.
-Soy Emmett…hmm…tu tío Emmett- se dirigió a ella con una sonrisa. La sostuvo uno minutos mientras yo metía las maletas en el auto.
-Cassidy quiere conocer a Nessie y a Dom- murmuró Alice
-No hay problema. Es mas a Dom le encanta tener chicas nuevas en casa. Es seguro que Rose te prefiera como nuera en lugar de Leah- empezó a reír a carcajadas.
Alice lo acompañó. Pero yo no. Un rugido se escapó de mi pecho. La sola idea de que ella estuviera comprometida, me enojaba. Retiré a Cass de los brazos de Emmett.
-Vámonos- exigí
-¡Que delicado!- se quejó Emmett
Alice volvió a reír.
Emmett esperó a que mi disgusto anterior desapareciera y a la mitad del camino a Forks preguntó: -¿Y dónde la encontraron? ¿En un orfanato?-
-No-dije de manera cortante –en el bosque- la apreté más contra mi cuerpo en un intento de no enojarme por el recuerdo.
Fui tan rudo en mi respuesta que Emmett no habló más.
Caía una ligera lluvia sobre la ciudad, lo cual llamó la atención de Cass. No había notado lo mucho que podían brillar sus ojos.
-Y llegamos- anunció Emmett en voz alta.
Una vez que el auto estuvo estacionado, Alice tomó a la niña y salió de este. Emmett y yo llevamos las maletas a la habitación. Alice permanecía fuera de casa en tanto que Emmett reunía a la familia.
-¿Otro más?- preguntó Edward con una media sonrisa.
-Otra…es una ella- aclaró Emmett mientras le guiñaba el ojo a Rosalie.
Los lobos no estaban lo cual me hizo sentir más cómodo. Todos estaban ansiosos.
-Pasa- le dije a Alice
Ella entró, como siempre bailando y con una sonrisa dibujada en los labios. Yo amaba verla feliz.
-Ella es Cassidy- anunció Alice en tono explicativo.
Todos la observaban pero ella ocultaba su rostro en el hombro de Alice.
-Es algo tímida- expliqué- Permíteme Alice- ella la depositó en mis brazos.
-Alice ya te habló de esto ¿verdad?- le dije mirándola a los ojos- Yo estoy aquí y te digo que no temas-
Me sonrió y clavó su vista en los demás. En ese momento comprendí por qué yo no usaba mi don con ella…prefería hablar con ella de manera natural, como sería si yo no tuviera esta habilidad.
-Qué hermosa- opinó Esme
-Muy linda en verdad- dijo Bella
Rose iba a decir algo también pero Dominic se le adelantó: -mi nueva princesa, bienvenida-
No me gustó el tono en que lo dijo. Para él todas las mujeres de esta casa eran sus princesas, y aunque dejó muy claro que quería a Leah como su reina, la forma en la que observaba a Cassidy lucía algo diferente…
-Bienvenida-concordó Reneesme. Se acercó para rozar la mejilla de Cass y luego se alejó.
-Ves le agradas a todos- le dije mientras besaba su mejilla.
Todos se quedaron atónitos, excepto mi dulce Alice. Nadie sabía lo mucho que yo había cambiado al tener a esta niña conmigo. Al instante Alice tomó otra foto.
-Momento para más recuerdos- sacudió la cámara.
-Espera- la interrumpí- Antes me gustaría que…Carlisle ¿puedes hacerle un chequeo?
Sólo por precaución. Las condiciones en las que la encontramos no eran normales.
Edward se estremeció al ver mis pensamientos.
-Sí, claro Jasper. Acompáñame-
-Edward- dije
Él asintió.
Así los 4 junto con Alice fuimos al despacho de Carlisle. Mientras los demás se quedaron en la sala.
sábado, 15 de mayo de 2010
París
Narrado por Alice
Y habían pasado 3 días desde que llegamos a esta bella ciudad. Aunque ya había estado aquí por varias ocasiones, me fascina regresar. Es uno de mis lugares preferidos en el mundo.
Ya estaba amaneciendo, Jasper y yo iríamos a cazar antes de salir de compras. La ropa aquí es de lo más IN.
El cielo estaba algo nublado, y las corrientes de frío eran fuertes. Pronto olvidé estos detalles ya que los brazos de mi amante me envolvían con cariño y sus labios besaban mi hombro.
-¿Debemos irnos ya? ¿No quieres esperar hasta que el clima se torne más cálido?- me preguntó con aparente inocencia.
-Sé bien por qué lo dices- le repliqué. A él poco le importaba el clima, lo que deseaba era más tiempo a solas…
-Vamos Jazz, te compraré cosas a ti también-le dije mientras me separaba de él.
-Lo único que quiero es a ti-me contestó atrayéndome de nuevo a su lado.
Sostuve su rostro entre mis manos –tus ojos están más oscuros que ayer, vámonos ¿sí? Te prometo que esta noche te lo compenso- pestañeé rápidamente como hacen ciertas chicas en las películas.
Una sonrisa amable enmarcó su rostro y me besó la mano con lo cual supe que había ganado.
Decidí en esta ocasión usar unos jeans ajustados, botas altas negras, una blusa rosa de manga larga y una bufanda que me regaló Rose. Jasper siempre vestía de acuerdo conmigo por lo que llamamos la tención de varias personas en la calle.
La mitad del camino hacía los bosques, lo hicimos en taxi, después sólo caminamos. Su mano estrechando la mía era la mejor sensación del mundo.
Ya en el bosque, escuchamos los sonidos de los animales propios de la época. El bosque estaba frondoso, el clima le sentaba bien. Tanto color verde a mi alrededor me dio una idea para un nuevo vestido…contrastaría perfecto con el cabello rubio de Rosalie. Sé que le encantara sobre todo si tiene un gran escote y si le permite mostrar sus esculturales piernas.
Bebimos la sangre necesaria para estar satisfechos. No me gustaba sentirme hinchada, era desagradable.
Luego de la caza, paseamos por un parque y luego fuimos de compras. Compré más tela, aún quedaba hacer el vestido de Rose y el vestuario de los chicos.
Aún recuerdo mi enojo cuando ví a Carlisle llevar puesto, por tercera ocasión, una camisa manga larga negra con rayas azules, con la excusa de que como utilizaba el mandil blanco nadie notaba la repetición. Ese mismo día renové su armario.
Cuando estuvimos en una boutique de ropa masculina, pensé en Edward y Emmett, son quienes más rápido se quedan sin ropa. Emmett la daña en peleas infantiles e innecesarias y Edward…en realidad es Bella quien las daña. Ya se ha disculpado por eso varias veces.
Estuve seleccionando prendas toda la tarde, en cambio Jasper me seguía y cogía las bolsas obedientemente…tendría que recompensarlo por esto luego.
A eso de las 7 de la noche regresamos al hotel. Yo organizaba la ropa en tanto Jasper se recostaba en la cama con la vista fija en cada movimiento mío.
-¿Y los planes para mañana son…?-
-Mañana vamos a ver el primer desfile, querido-
-Está bien, no hay problema. Pero aún espero mi recompensa…-
Fruncí el ceño mientras pensaba y le dije:-dame un minuto-
Llevé una de mis maletas y me encerré en el baño. Me coloqué uno de los camisones que compré con Bella. Era de color vino tinto y con hermosos encajes.
-Cierra los ojos-le grité desde el baño. Sabía que él me obedecería. Así que salí despacio del baño.-Ahora, ábrelos-
Me observó como por 5 segundos con un rostro ilegible y luego sonrió. Comencé a modelar por la habitación, luego dancé aunque sólo alcancé a dar una vuelta ya que me detuvo, me agarró por la cintura y acercó nuestros cuerpos.
-Como no te gusta repetir ropa ¿puedo morderla, verdad?-
-Claro que no, es linda. La quiero de colección-ni siquiera pude terminar mi oración. Me tumbó en la cama y me calló con un apasionante beso.
A la mañana siguiente asistimos al primer desfile, de los gemelos Dean y Dan Caten. Podía escuchar a la gente murmurar acerca de Jazz y yo…seríamos los modelos perfectos. Claro que aún no han visto a Rose y a Edward. Sonreí ante este pensamiento.
Fue una gran semana. Durante las mañanas los desfiles estuvieron entretenidos y creativos en especial el de Viviane Westwood. Pero las noches eran aún mejor. Paseos nocturnos por las hermosas calles de París acompañada del amor de mi vida.
Jazz me convenció de permanecer una semana más, por lo que tuvimos que ir a cazar de nuevo, por precaución. Esta vez lo hicimos de noche. Fue una extraña decisión por parte de Jasper pero igual la acepté.
La noche estaba mucho más fría que la de los otros días…más que fría era escalofriante. Salimos a las 9 de la noche y aprovechando la oscuridad decidimos transportarnos a los bosques a nuestra manera…la tradicional.
No nos tomó mucho tiempo llegar. Jasper estaba ansioso. Hace 2 días, durante nuestra visita a la Torre Eiffel, tuve una visión de él…con los ojos color rojo carmesí debido a que atacó a un joven de unos 15 años. Saqué a Jasper del lugar, no debimos haber ido a un lugar tan concurrido.
Cuando le conté el por que de mi reacción, su actitud se tornó sombría…al igual que esta noche. Ha sido difícil estar con él y no poder ayudarlo. El hecho de saber que sigue siendo el miembro más débil de nuestro clan…el saber que de un momento a otro podría matar a alguien por accidente, lo sumió en una profunda depresión.
Ya en el bosque, él se relajó. Ahora podía dar rienda suelta a sus instintos, tal vez luego él me permitiría ayudarle…sólo tal vez. Su indecisión con respecto a esto me asustaba. ¿Acaso planeaba seguir con esa actitud por el resto del viaje?
Él bebió hasta que no pudo más. Pude sentir su tranquilidad. Tendió su mano hacia mí y la tomé mientras le dedicaba una amplia sonrisa. Me envolvió en sus brazos para luego susurrar.-lo siento-
-Lo sé-
-Es que no me gusta ser débil. No me gusta que veas esta parte de mí…Odio que me visualices matando gente. No quiero que tengas esa imagen de mí…Yo-le interrumpí con un rápido beso para luego agregar-No te preocupes Jasper. Mi imagen, mi opinión, mi amor por ti no cambiarán nunca. Además mi don sirve para ayudarte a no ser eso que no deseas. Y tú sabes que me encanta hacerlo.
Colocó su mano en mi mejilla para poder acariciarla –No sería nada sin ti, Alice-
-Sí, yo también te amo-le contesté
Qué momento tan perfecto. Yo en los brazos de mi eterno amor…solos…acompañados de la luz de la luna que le daba a nuestra piel un aspecto plateado.
Estábamos listos para regresar, hasta que escuchamos un llanto. No era el llanto normal de un bebé…era un llanto con un significado: soledad.
Fue terrible la sensación que invadió a mi inerte corazón en ese momento. Supe que los sentimientos de Jazz eran los mismos por el dolor que ví reflejado en sus ojos, así que nos dirigimos en dirección del llanto. Ese sonido tan triste nos llevó a lo profundo del bosque. Los árboles estaban dispuestos en forma de circunferencia, como si ocultaran algo. Sentí la mano de Jasper tensarse en la mía. Al principio no me había percatado el por qué de esa reacción, sólo basto con respirar para saber lo que sucedía…olía bien…como humano.
Jasper soltó mi mano y se dirigió al interior del círculo. Escuché el estruendo que se produjo cuando un lobo fue estrellado contra uno de los árboles…entonces el llanto cesó.
Sin el llanto, los sonidos de la naturaleza inundaron mis oídos y luego uno más fuerte bloqueó a los demás…el latido desbocado de un corazón junto a Jasper. Me dirigí junto a él dentro del círculo.
El lobo herido había desaparecido pero mis ojos pronto se fijaron en ese alguien que hacía unos segundos lloraba.
Las lágrimas seguían cayendo silenciosamente por sus mejillas. El cabello negro le daba un aspecto algo pálido a la niña que se hallaba recostada en el suelo.
-¡Qué horrible!- farfulló él molesto.
Al observar bien a la niña me di cuenta por qué…ella estaba amarrada con unas sogas gruesas y su cuerpecito apenas era cubierto por una manta…esa imagen hizo que mis ojos se secaran y mi pecho se oprimiera.
Iba a liberarla pero Jasper se me adelantó. La cubrió con su chaqueta y comenzó a mecerla.
-Tranquila- canturreaba él con una voz melosa que yo jamás había escuchado.
-Saquémosla de aquí- se dirigió a mí con rostro serio.
Asentí y salimos rápidamente de allí. Durante el camino, la bebé seguía sollozando en silencio. Al llegar a la ciudad, me separé de ellos para comprar algo de ropa…aún había tiendas abiertas-suspiré-
Compré ropa de bebé de varias tallas.
Ella era mitad vampiro al igual que Nessie y Dom…así que crecería rápido también.
Cuando llegué a la habitación, mis ojos se quedaron congelados en una imagen que nunca pensé que vería: Mi esposo sentado en la cama mientras le daba el biberón a una hermosa niña. Me quedé paralizada en la puerta unos minutos.
Me acerqué a ellos y pude observar como ella bebía rápidamente la leche y luego se retorcía a causa del sabor. La mirada de Jasper estaba fija en la niña por lo que no pude evitar mirarla también. Y me sorprendió lo inusual de sus ojos verdes. Ella era absolutamente preciosa.
Mientras le colocaba la ropa que compré, pensé que si la conservábamos, ella sería mi modelo personal…eso me hizo reír.
-¿Qué pasa?- peguntó Jazz
-Tengo mi modelo personal, ¿verdad pequeña?- tomé a la niña en brazos y ella automáticamente me abrazó. Qué cálida, pensé.
-¿cuánto tiempo crees que estuvo allí?- la sonrisa de Jasper desapareció.
-Por su talla, unos 3 días- la cambié de posición en mis brazos para hacerla dormir.
-¿Podemos marcharnos mañana? ¿Crees que consigamos un vuelo?-
-En realidad ya me encargué de eso- le sonreí para tranquilizarlo –en mis visiones adelantamos el viaje, no ví por qué pero lo hice de igual manera-
-¿Esto se está haciendo costumbre?- dijo mientras se recostaba en la cama.
-Sí…parece que sí- me recosté con la pequeña al lado de él –Pero no tiene nada de malo que la familia siga creciendo ¿verdad?- le guiñe un ojo.
-Tienes razón-
En ese momento, aquella tierna bebé cerró sus ojos.
Y habían pasado 3 días desde que llegamos a esta bella ciudad. Aunque ya había estado aquí por varias ocasiones, me fascina regresar. Es uno de mis lugares preferidos en el mundo.
Ya estaba amaneciendo, Jasper y yo iríamos a cazar antes de salir de compras. La ropa aquí es de lo más IN.
El cielo estaba algo nublado, y las corrientes de frío eran fuertes. Pronto olvidé estos detalles ya que los brazos de mi amante me envolvían con cariño y sus labios besaban mi hombro.
-¿Debemos irnos ya? ¿No quieres esperar hasta que el clima se torne más cálido?- me preguntó con aparente inocencia.
-Sé bien por qué lo dices- le repliqué. A él poco le importaba el clima, lo que deseaba era más tiempo a solas…
-Vamos Jazz, te compraré cosas a ti también-le dije mientras me separaba de él.
-Lo único que quiero es a ti-me contestó atrayéndome de nuevo a su lado.
Sostuve su rostro entre mis manos –tus ojos están más oscuros que ayer, vámonos ¿sí? Te prometo que esta noche te lo compenso- pestañeé rápidamente como hacen ciertas chicas en las películas.
Una sonrisa amable enmarcó su rostro y me besó la mano con lo cual supe que había ganado.
Decidí en esta ocasión usar unos jeans ajustados, botas altas negras, una blusa rosa de manga larga y una bufanda que me regaló Rose. Jasper siempre vestía de acuerdo conmigo por lo que llamamos la tención de varias personas en la calle.
La mitad del camino hacía los bosques, lo hicimos en taxi, después sólo caminamos. Su mano estrechando la mía era la mejor sensación del mundo.
Ya en el bosque, escuchamos los sonidos de los animales propios de la época. El bosque estaba frondoso, el clima le sentaba bien. Tanto color verde a mi alrededor me dio una idea para un nuevo vestido…contrastaría perfecto con el cabello rubio de Rosalie. Sé que le encantara sobre todo si tiene un gran escote y si le permite mostrar sus esculturales piernas.
Bebimos la sangre necesaria para estar satisfechos. No me gustaba sentirme hinchada, era desagradable.
Luego de la caza, paseamos por un parque y luego fuimos de compras. Compré más tela, aún quedaba hacer el vestido de Rose y el vestuario de los chicos.
Aún recuerdo mi enojo cuando ví a Carlisle llevar puesto, por tercera ocasión, una camisa manga larga negra con rayas azules, con la excusa de que como utilizaba el mandil blanco nadie notaba la repetición. Ese mismo día renové su armario.
Cuando estuvimos en una boutique de ropa masculina, pensé en Edward y Emmett, son quienes más rápido se quedan sin ropa. Emmett la daña en peleas infantiles e innecesarias y Edward…en realidad es Bella quien las daña. Ya se ha disculpado por eso varias veces.
Estuve seleccionando prendas toda la tarde, en cambio Jasper me seguía y cogía las bolsas obedientemente…tendría que recompensarlo por esto luego.
A eso de las 7 de la noche regresamos al hotel. Yo organizaba la ropa en tanto Jasper se recostaba en la cama con la vista fija en cada movimiento mío.
-¿Y los planes para mañana son…?-
-Mañana vamos a ver el primer desfile, querido-
-Está bien, no hay problema. Pero aún espero mi recompensa…-
Fruncí el ceño mientras pensaba y le dije:-dame un minuto-
Llevé una de mis maletas y me encerré en el baño. Me coloqué uno de los camisones que compré con Bella. Era de color vino tinto y con hermosos encajes.
-Cierra los ojos-le grité desde el baño. Sabía que él me obedecería. Así que salí despacio del baño.-Ahora, ábrelos-
Me observó como por 5 segundos con un rostro ilegible y luego sonrió. Comencé a modelar por la habitación, luego dancé aunque sólo alcancé a dar una vuelta ya que me detuvo, me agarró por la cintura y acercó nuestros cuerpos.
-Como no te gusta repetir ropa ¿puedo morderla, verdad?-
-Claro que no, es linda. La quiero de colección-ni siquiera pude terminar mi oración. Me tumbó en la cama y me calló con un apasionante beso.
A la mañana siguiente asistimos al primer desfile, de los gemelos Dean y Dan Caten. Podía escuchar a la gente murmurar acerca de Jazz y yo…seríamos los modelos perfectos. Claro que aún no han visto a Rose y a Edward. Sonreí ante este pensamiento.
Fue una gran semana. Durante las mañanas los desfiles estuvieron entretenidos y creativos en especial el de Viviane Westwood. Pero las noches eran aún mejor. Paseos nocturnos por las hermosas calles de París acompañada del amor de mi vida.
Jazz me convenció de permanecer una semana más, por lo que tuvimos que ir a cazar de nuevo, por precaución. Esta vez lo hicimos de noche. Fue una extraña decisión por parte de Jasper pero igual la acepté.
La noche estaba mucho más fría que la de los otros días…más que fría era escalofriante. Salimos a las 9 de la noche y aprovechando la oscuridad decidimos transportarnos a los bosques a nuestra manera…la tradicional.
No nos tomó mucho tiempo llegar. Jasper estaba ansioso. Hace 2 días, durante nuestra visita a la Torre Eiffel, tuve una visión de él…con los ojos color rojo carmesí debido a que atacó a un joven de unos 15 años. Saqué a Jasper del lugar, no debimos haber ido a un lugar tan concurrido.
Cuando le conté el por que de mi reacción, su actitud se tornó sombría…al igual que esta noche. Ha sido difícil estar con él y no poder ayudarlo. El hecho de saber que sigue siendo el miembro más débil de nuestro clan…el saber que de un momento a otro podría matar a alguien por accidente, lo sumió en una profunda depresión.
Ya en el bosque, él se relajó. Ahora podía dar rienda suelta a sus instintos, tal vez luego él me permitiría ayudarle…sólo tal vez. Su indecisión con respecto a esto me asustaba. ¿Acaso planeaba seguir con esa actitud por el resto del viaje?
Él bebió hasta que no pudo más. Pude sentir su tranquilidad. Tendió su mano hacia mí y la tomé mientras le dedicaba una amplia sonrisa. Me envolvió en sus brazos para luego susurrar.-lo siento-
-Lo sé-
-Es que no me gusta ser débil. No me gusta que veas esta parte de mí…Odio que me visualices matando gente. No quiero que tengas esa imagen de mí…Yo-le interrumpí con un rápido beso para luego agregar-No te preocupes Jasper. Mi imagen, mi opinión, mi amor por ti no cambiarán nunca. Además mi don sirve para ayudarte a no ser eso que no deseas. Y tú sabes que me encanta hacerlo.
Colocó su mano en mi mejilla para poder acariciarla –No sería nada sin ti, Alice-
-Sí, yo también te amo-le contesté
Qué momento tan perfecto. Yo en los brazos de mi eterno amor…solos…acompañados de la luz de la luna que le daba a nuestra piel un aspecto plateado.
Estábamos listos para regresar, hasta que escuchamos un llanto. No era el llanto normal de un bebé…era un llanto con un significado: soledad.
Fue terrible la sensación que invadió a mi inerte corazón en ese momento. Supe que los sentimientos de Jazz eran los mismos por el dolor que ví reflejado en sus ojos, así que nos dirigimos en dirección del llanto. Ese sonido tan triste nos llevó a lo profundo del bosque. Los árboles estaban dispuestos en forma de circunferencia, como si ocultaran algo. Sentí la mano de Jasper tensarse en la mía. Al principio no me había percatado el por qué de esa reacción, sólo basto con respirar para saber lo que sucedía…olía bien…como humano.
Jasper soltó mi mano y se dirigió al interior del círculo. Escuché el estruendo que se produjo cuando un lobo fue estrellado contra uno de los árboles…entonces el llanto cesó.
Sin el llanto, los sonidos de la naturaleza inundaron mis oídos y luego uno más fuerte bloqueó a los demás…el latido desbocado de un corazón junto a Jasper. Me dirigí junto a él dentro del círculo.
El lobo herido había desaparecido pero mis ojos pronto se fijaron en ese alguien que hacía unos segundos lloraba.
Las lágrimas seguían cayendo silenciosamente por sus mejillas. El cabello negro le daba un aspecto algo pálido a la niña que se hallaba recostada en el suelo.
-¡Qué horrible!- farfulló él molesto.
Al observar bien a la niña me di cuenta por qué…ella estaba amarrada con unas sogas gruesas y su cuerpecito apenas era cubierto por una manta…esa imagen hizo que mis ojos se secaran y mi pecho se oprimiera.
Iba a liberarla pero Jasper se me adelantó. La cubrió con su chaqueta y comenzó a mecerla.
-Tranquila- canturreaba él con una voz melosa que yo jamás había escuchado.
-Saquémosla de aquí- se dirigió a mí con rostro serio.
Asentí y salimos rápidamente de allí. Durante el camino, la bebé seguía sollozando en silencio. Al llegar a la ciudad, me separé de ellos para comprar algo de ropa…aún había tiendas abiertas-suspiré-
Compré ropa de bebé de varias tallas.
Ella era mitad vampiro al igual que Nessie y Dom…así que crecería rápido también.
Cuando llegué a la habitación, mis ojos se quedaron congelados en una imagen que nunca pensé que vería: Mi esposo sentado en la cama mientras le daba el biberón a una hermosa niña. Me quedé paralizada en la puerta unos minutos.
Me acerqué a ellos y pude observar como ella bebía rápidamente la leche y luego se retorcía a causa del sabor. La mirada de Jasper estaba fija en la niña por lo que no pude evitar mirarla también. Y me sorprendió lo inusual de sus ojos verdes. Ella era absolutamente preciosa.
Mientras le colocaba la ropa que compré, pensé que si la conservábamos, ella sería mi modelo personal…eso me hizo reír.
-¿Qué pasa?- peguntó Jazz
-Tengo mi modelo personal, ¿verdad pequeña?- tomé a la niña en brazos y ella automáticamente me abrazó. Qué cálida, pensé.
-¿cuánto tiempo crees que estuvo allí?- la sonrisa de Jasper desapareció.
-Por su talla, unos 3 días- la cambié de posición en mis brazos para hacerla dormir.
-¿Podemos marcharnos mañana? ¿Crees que consigamos un vuelo?-
-En realidad ya me encargué de eso- le sonreí para tranquilizarlo –en mis visiones adelantamos el viaje, no ví por qué pero lo hice de igual manera-
-¿Esto se está haciendo costumbre?- dijo mientras se recostaba en la cama.
-Sí…parece que sí- me recosté con la pequeña al lado de él –Pero no tiene nada de malo que la familia siga creciendo ¿verdad?- le guiñe un ojo.
-Tienes razón-
En ese momento, aquella tierna bebé cerró sus ojos.
martes, 11 de mayo de 2010
Talento
Quería agradecer a todos los que leen el fanfic, me pone super feliz saber que les gusta. Lo he publicado en otras 2 paginas y me sorprendió la acogida que tiene. Les prometo que lo continuaré...lo que pasa es que me gusta la perfección...XD
Gracias Maca de Chile por tu comentario, si conoces a más fans de twilight puedes contarles acerca de este fic. Y aquí les presento el capítulo número 7:
Narrado por Bella
Otra vez el sol se alzaba por el este, lo que significaba que otro día empezaba. Esto me ponía de muy mal humor porque…tenía que poner un alto a mis “actividades” con Edward. Al menos por ahora.
Todo era perfecto…hasta que algo nos interrumpió, más bien…alguien.
Era Alice que golpeaba la puerta de mi casa. Escuché los pasitos de mi querida hija dirigiéndose a la entrada para recibir a su tía, la fashionista.
Edward se alejó de mí refunfuñando. A él tampoco le agradaba que nos “interrumpieran”. Me levante junto con él.
Traté de arrastrarlo de nuevo hacia nuestro lecho de amor, pero se mantuvo quieto a unos centímetros de la cama. Liberó mi cintura de la presión de sus habilidosas manos y con cariño deshizo mi abrazo. Sus labios abandonaron los míos para luego recordarme: -Se lo prometiste a Alice-
Arrugué el ceño. Es verdad le prometí a Alice que las dos iríamos de compras antes de su viaje a París. Edward me dio un corto beso en los labios, como despedida.
Salí de la habitación enojada conmigo misma y me dirigí a mi armario. Alice me esperaba allí con ropa en su brazo.
-Hoy te pondrás esto-señaló un vestido púrpura sin tiras que apenas llegaba a las rodillas…100% algodón. Ella lo había confeccionado a mi medida hace 2 días, es decir, ropa nueva.
-Está bien- suspiré resignada.
-Un poco más de ánimo Bella. No te estoy obligando, TÚ me lo prometiste ¿recuerdas?-mencionó mientras me traía unas sandalias de plataforma negras.
-Lo siento Alice, es que-me interrumpió-Sin excusas, vamos-dijo mientras me halaba del brazo.
Edward ya había llevado a Reneesme a casa de Carlisle, por lo cual al llegar me percaté de que Nessie y Dom jugaban con los lobos. Me pregunté: ¿cómo así Rosalie…? Pero mi pregunta no formulada se respondió por sí sola al no verla en casa…tampoco escuché la tronante voz de Emmett. Seguro habían salido. Carlisle estaba trabajando mientras que Esme se sentía encantada de ser la niñera de sus nietos.
Habíamos ido de caza hace unos días por lo que era seguro salir. Nos despedimos de la familia y emprendimos la marcha hacia el 911 Turbo Porsche de Alice. Mi enojo regresó cuando mi flamante esposo me besó como despedida...su beso siempre tan suave, tan perfecto, tan sexy. Sentí unas ganas inmensas de echarme para atrás con los planes, pero mi querida cuñada lo vió venir y me encerró en el auto. Creo que me quejé todo el camino a Seattle, así que Alice puso el radio a todo volumen para callarme.
El clima estaba perfecto, totalmente seguro para nosotras. La manía que tenían los Cullen por la velocidad, nos permitió llegar en menos tiempo.
Estuvimos recorriendo varios almacenes. Alice no compró ropa, ya que para eso está París. Fuimos a una tienda de telas, ya que ella estaba trabajando en el vestuario de Esme para mi segunda boda. Pensar en la boda me puso feliz…bueno, en realidad pensaba en mi luna de miel con Edward y ese tipo de pensamientos me llevó a cierta boutique…
-¿Lencería, Bella? ¿En serio?-me dijo Alice con voz algo incrédula
-ehm…yo…-no me había dado cuenta de que ya estábamos adentro.
-¿para qué quieres una si Edward va a terminar destruyéndola?-se quejó haciendo un gracioso puchero.
Empecé a reír.
-está bien, compraremos algunas. Al menos Jasper sí las disfrutará-
Nunca me había puesto a pensar en ello. La relación entre Alice y Jasper era más espiritual que física, me sorprendió mucho esa actitud de Alice. Sé que no debería, es decir, ellos están juntos…
Escogió 5 para mí. Dos de ellas de color azul marino (que a Edward le fascinaba). No me fijé cuantas compró ella. Insistí en pagar mis prendas con mi tarjeta de crédito. Para algo tenía que servir.
Al salir de allí, fuimos observando otros stands…nos llamó mucho la atención uno de zapatos. Alice me regaló unas sandalias Manolo Blanhk, mientras que ella compró unas botas negras del mismo diseñador.
-Hace rato que nos siguen- susurró Alice sólo para mis oídos.
-Sí, pero no creo que tengan el valor suficiente para acercarse- nos referíamos a dos muchachos que nos estaban siguiendo desde que salimos de la tienda de telas. Tendrían unos 20 años a lo mucho y no se veían maliciosos. Así que no eran ladrones.
-Si Rosalie estuviese aquí, disfrutaría de la atención que nos dan- empezó a reírse.
Volteé para notar que estaban sólo a metro y medio de distancia. Les dediqué una sonrisa (excluyendo mis dientes), ellos se ruborizaron y se convirtieron en estatuas humanas.
-¡Muy bien! Los sedujisteis y los asustasteis al mismo tiempo. ¡Qué talento! ¿Has estado practicando con Edward?-esperaba mi respuesta.
No dije nada, sólo sonreí. Esto de ser una vampira se me daba cada día mejor. La seducción era un parte fundamental de nuestra especie…útil para conseguir presas…
Caminamos hasta el patio de comidas y nos sentamos en una de las mesas más apartadas. Sólo pedimos agua, aunque no la tomamos. Alice parloteaba de lo maravilloso que estaba quedando mi vestido, pero que aún no decidía si colocar detalles de otro color.
Mis ojos divisaron a los dos muchachos de antes, parecían buscarnos con la mirada. Al encontrarnos caminaron hacia nuestra mesa con duda. Tal vez era miedo…el instinto natural de supervivencia.
-Ehm…hola. Soy Justin y él es mi amigo David-
Ambas levantamos la mirada para observarlos, por lo cual el chico Justin se quedó sin habla. Eran algo…lindos casi como Mike pero al lado de nuestros hermosos maridos vampiros, no eran nada.
-Nos pareció mal que dos lindas chicas como ustedes, estén solas aquí…así que nos preguntábamos si querían compañía- farfulló esta vez David, tan rápido que se le atropellaban las palabras.
-No gracias chicos. Son muy mables pero ya nos vamos- dijo Alice mientras se ponía de pie. Yo la seguí.
-Podemos acompañarlas a la salida, llevar sus compras- insistió David.
Clavé mis ojos en los suyos, muy segura de que deslumbrando a uno también lo haría con él otro.
-En verdad chicos, gracias-empleé un tono en extremo dulce-sería malo para nuestra imagen que nos vieran con hombres que no son nuestros maridos- señalé el anillo en mi dedo.
Les dimos la espalda. Sacudí mi cabello como suele hacerlo Rosalie y ellos dejaron de respirar, sus corazones parecían querer explotar. Caminamos hacia la salida con aquel garbo característico de los vampiros, arrancando suspiros de todos los hombres del lugar.
No paramos de reír, incluso cuando llegamos a casa. Era increíble lo rápido que pasó el tiempo. Estuvimos de compras casi por un día. Ya eran las 5 de la tarde, cuando Rosalie y Emmett regresaron. Rose, al enterarse de nuestra aventura, decidió acompañarnos en una próxima ocasión. Luego mi pequeña cuñada y Jasper subieron a hacer sus maletas.
En la noche, después de asegurarnos que nuestra hija dormía profundamente, Edward y yo nos dirigimos a nuestra habitación. Apenas cerramos la puerta, me lancé a besarlo, reclamando su cuerpo como mío una vez más. Nos recostamos en la cama mientras la ropa “desaparecía”. Sus labios abandonaron los míos para dirigirse a mi mejilla, a la línea de mi mandíbula y finalmente a la oreja.
-Así que estuviste coqueteando en el centro comercial- me susurró con su aterciopelada voz.
-Tal vez- me limité a responder. Mis pensamientos estaban dispersos. Es lo que sucedía cuando su fría nariz se paseaba por mi cuello.
-¿entonces…te gustó alguno?- me dirigió aquella mirada seductora que me quitaba el aliento.
-No claro que no-casi grité. No fue necesario pensar en una respuesta. Era obvio que no había hombre, vampiro o licántropo en el universo, que me hiciera dejar de amar a Edward.
Él se rió a carcajadas por mi manera de contestar. Para la próxima debería ser más sutil. Mi mente dejó de registrar pensamiento alguno cuando su fría lengua recorría mi cuello y sus manos tocaban mis piernas tan delicadamente. Mi cuerpo estremeció.
-Disfrútame hoy, porque a partir de mañana comienza la “abstinencia” hasta el día de la boda-
Él sabía que yo haría lo que fuera para no tener que pasar por esa abstinencia, y eso incluía casarme mañana.
Al siguiente día las ganas de abandonar la cama eran nulas. Pero hoy Alice y Jasper viajaban así que despedirlos era una prioridad.
El motivo del viaje era la celebración de la semana de la moda en París, por lo que en 2 semanas ellos estarían de vuelta. Iba a extrañar a mi querida Alice y también a mis noches con Edward.
Gracias Maca de Chile por tu comentario, si conoces a más fans de twilight puedes contarles acerca de este fic. Y aquí les presento el capítulo número 7:
Narrado por Bella
Otra vez el sol se alzaba por el este, lo que significaba que otro día empezaba. Esto me ponía de muy mal humor porque…tenía que poner un alto a mis “actividades” con Edward. Al menos por ahora.
Todo era perfecto…hasta que algo nos interrumpió, más bien…alguien.
Era Alice que golpeaba la puerta de mi casa. Escuché los pasitos de mi querida hija dirigiéndose a la entrada para recibir a su tía, la fashionista.
Edward se alejó de mí refunfuñando. A él tampoco le agradaba que nos “interrumpieran”. Me levante junto con él.
Traté de arrastrarlo de nuevo hacia nuestro lecho de amor, pero se mantuvo quieto a unos centímetros de la cama. Liberó mi cintura de la presión de sus habilidosas manos y con cariño deshizo mi abrazo. Sus labios abandonaron los míos para luego recordarme: -Se lo prometiste a Alice-
Arrugué el ceño. Es verdad le prometí a Alice que las dos iríamos de compras antes de su viaje a París. Edward me dio un corto beso en los labios, como despedida.
Salí de la habitación enojada conmigo misma y me dirigí a mi armario. Alice me esperaba allí con ropa en su brazo.
-Hoy te pondrás esto-señaló un vestido púrpura sin tiras que apenas llegaba a las rodillas…100% algodón. Ella lo había confeccionado a mi medida hace 2 días, es decir, ropa nueva.
-Está bien- suspiré resignada.
-Un poco más de ánimo Bella. No te estoy obligando, TÚ me lo prometiste ¿recuerdas?-mencionó mientras me traía unas sandalias de plataforma negras.
-Lo siento Alice, es que-me interrumpió-Sin excusas, vamos-dijo mientras me halaba del brazo.
Edward ya había llevado a Reneesme a casa de Carlisle, por lo cual al llegar me percaté de que Nessie y Dom jugaban con los lobos. Me pregunté: ¿cómo así Rosalie…? Pero mi pregunta no formulada se respondió por sí sola al no verla en casa…tampoco escuché la tronante voz de Emmett. Seguro habían salido. Carlisle estaba trabajando mientras que Esme se sentía encantada de ser la niñera de sus nietos.
Habíamos ido de caza hace unos días por lo que era seguro salir. Nos despedimos de la familia y emprendimos la marcha hacia el 911 Turbo Porsche de Alice. Mi enojo regresó cuando mi flamante esposo me besó como despedida...su beso siempre tan suave, tan perfecto, tan sexy. Sentí unas ganas inmensas de echarme para atrás con los planes, pero mi querida cuñada lo vió venir y me encerró en el auto. Creo que me quejé todo el camino a Seattle, así que Alice puso el radio a todo volumen para callarme.
El clima estaba perfecto, totalmente seguro para nosotras. La manía que tenían los Cullen por la velocidad, nos permitió llegar en menos tiempo.
Estuvimos recorriendo varios almacenes. Alice no compró ropa, ya que para eso está París. Fuimos a una tienda de telas, ya que ella estaba trabajando en el vestuario de Esme para mi segunda boda. Pensar en la boda me puso feliz…bueno, en realidad pensaba en mi luna de miel con Edward y ese tipo de pensamientos me llevó a cierta boutique…
-¿Lencería, Bella? ¿En serio?-me dijo Alice con voz algo incrédula
-ehm…yo…-no me había dado cuenta de que ya estábamos adentro.
-¿para qué quieres una si Edward va a terminar destruyéndola?-se quejó haciendo un gracioso puchero.
Empecé a reír.
-está bien, compraremos algunas. Al menos Jasper sí las disfrutará-
Nunca me había puesto a pensar en ello. La relación entre Alice y Jasper era más espiritual que física, me sorprendió mucho esa actitud de Alice. Sé que no debería, es decir, ellos están juntos…
Escogió 5 para mí. Dos de ellas de color azul marino (que a Edward le fascinaba). No me fijé cuantas compró ella. Insistí en pagar mis prendas con mi tarjeta de crédito. Para algo tenía que servir.
Al salir de allí, fuimos observando otros stands…nos llamó mucho la atención uno de zapatos. Alice me regaló unas sandalias Manolo Blanhk, mientras que ella compró unas botas negras del mismo diseñador.
-Hace rato que nos siguen- susurró Alice sólo para mis oídos.
-Sí, pero no creo que tengan el valor suficiente para acercarse- nos referíamos a dos muchachos que nos estaban siguiendo desde que salimos de la tienda de telas. Tendrían unos 20 años a lo mucho y no se veían maliciosos. Así que no eran ladrones.
-Si Rosalie estuviese aquí, disfrutaría de la atención que nos dan- empezó a reírse.
Volteé para notar que estaban sólo a metro y medio de distancia. Les dediqué una sonrisa (excluyendo mis dientes), ellos se ruborizaron y se convirtieron en estatuas humanas.
-¡Muy bien! Los sedujisteis y los asustasteis al mismo tiempo. ¡Qué talento! ¿Has estado practicando con Edward?-esperaba mi respuesta.
No dije nada, sólo sonreí. Esto de ser una vampira se me daba cada día mejor. La seducción era un parte fundamental de nuestra especie…útil para conseguir presas…
Caminamos hasta el patio de comidas y nos sentamos en una de las mesas más apartadas. Sólo pedimos agua, aunque no la tomamos. Alice parloteaba de lo maravilloso que estaba quedando mi vestido, pero que aún no decidía si colocar detalles de otro color.
Mis ojos divisaron a los dos muchachos de antes, parecían buscarnos con la mirada. Al encontrarnos caminaron hacia nuestra mesa con duda. Tal vez era miedo…el instinto natural de supervivencia.
-Ehm…hola. Soy Justin y él es mi amigo David-
Ambas levantamos la mirada para observarlos, por lo cual el chico Justin se quedó sin habla. Eran algo…lindos casi como Mike pero al lado de nuestros hermosos maridos vampiros, no eran nada.
-Nos pareció mal que dos lindas chicas como ustedes, estén solas aquí…así que nos preguntábamos si querían compañía- farfulló esta vez David, tan rápido que se le atropellaban las palabras.
-No gracias chicos. Son muy mables pero ya nos vamos- dijo Alice mientras se ponía de pie. Yo la seguí.
-Podemos acompañarlas a la salida, llevar sus compras- insistió David.
Clavé mis ojos en los suyos, muy segura de que deslumbrando a uno también lo haría con él otro.
-En verdad chicos, gracias-empleé un tono en extremo dulce-sería malo para nuestra imagen que nos vieran con hombres que no son nuestros maridos- señalé el anillo en mi dedo.
Les dimos la espalda. Sacudí mi cabello como suele hacerlo Rosalie y ellos dejaron de respirar, sus corazones parecían querer explotar. Caminamos hacia la salida con aquel garbo característico de los vampiros, arrancando suspiros de todos los hombres del lugar.
No paramos de reír, incluso cuando llegamos a casa. Era increíble lo rápido que pasó el tiempo. Estuvimos de compras casi por un día. Ya eran las 5 de la tarde, cuando Rosalie y Emmett regresaron. Rose, al enterarse de nuestra aventura, decidió acompañarnos en una próxima ocasión. Luego mi pequeña cuñada y Jasper subieron a hacer sus maletas.
En la noche, después de asegurarnos que nuestra hija dormía profundamente, Edward y yo nos dirigimos a nuestra habitación. Apenas cerramos la puerta, me lancé a besarlo, reclamando su cuerpo como mío una vez más. Nos recostamos en la cama mientras la ropa “desaparecía”. Sus labios abandonaron los míos para dirigirse a mi mejilla, a la línea de mi mandíbula y finalmente a la oreja.
-Así que estuviste coqueteando en el centro comercial- me susurró con su aterciopelada voz.
-Tal vez- me limité a responder. Mis pensamientos estaban dispersos. Es lo que sucedía cuando su fría nariz se paseaba por mi cuello.
-¿entonces…te gustó alguno?- me dirigió aquella mirada seductora que me quitaba el aliento.
-No claro que no-casi grité. No fue necesario pensar en una respuesta. Era obvio que no había hombre, vampiro o licántropo en el universo, que me hiciera dejar de amar a Edward.
Él se rió a carcajadas por mi manera de contestar. Para la próxima debería ser más sutil. Mi mente dejó de registrar pensamiento alguno cuando su fría lengua recorría mi cuello y sus manos tocaban mis piernas tan delicadamente. Mi cuerpo estremeció.
-Disfrútame hoy, porque a partir de mañana comienza la “abstinencia” hasta el día de la boda-
Él sabía que yo haría lo que fuera para no tener que pasar por esa abstinencia, y eso incluía casarme mañana.
Al siguiente día las ganas de abandonar la cama eran nulas. Pero hoy Alice y Jasper viajaban así que despedirlos era una prioridad.
El motivo del viaje era la celebración de la semana de la moda en París, por lo que en 2 semanas ellos estarían de vuelta. Iba a extrañar a mi querida Alice y también a mis noches con Edward.
domingo, 9 de mayo de 2010
En Paz
Narrado por Leah
Ya había pasado un día desde la mega-fiesta de Nessie. Fue una mega-fiesta de verdad. La decoración, la música, la comida….todo fue impresionante. Supongo que es así cuando se tiene el todo el dinero del mundo. Si Nessie fuese como otros bebés, no hubiera valido la pena. Pero no lo es. Ella es diferente al igual que él, Dominic.
Me desperté en mi cama, otra vez pensando en él.
Seth y yo decidimos turnarnos, un día él y otro día yo, para acompañar a mamá aquí en casa. No nos quedábamos todo el día. Es sólo, durante la noche y a la hora de comer, el resto del tiempo estábamos en la mansión de los chupasangres. Aunque quisiera, no puedo pasar mucho tiempo alejada de aquella casa, ya que el único pensamiento que mi mente registra durante el día, es el adorable bebé rubio que ahora forma parte del clan Cullen.
Me metí en la ducha y dejé que el agua fría rodara por mi cuerpo, calmando la tensión en mis músculos, tensión que se ha ido acumulando con el pasar de los días, tensión causada por una rubia muy irritante.
Observé con detenimiento el lugar donde hasta hace unas horas había estado una cicatriz. Aunque ya no esté grabada en mi piel, siempre recordaría como me la hice…
Dominic salió a cazar con Emmett, Bella, Jacob y Nessie; yo los seguí…sólo para asegurarme de que él estaría bien. Me volví tan sobreprotectora como la rubia insoportable que él tiene como madre.
Jacob y Nessie estaban encerrados en su mundo de competencias de “yo tengo el más grande” y cosas por el estilo. Mientras tanto, el pequeño que ahora el centro de mi universo, observaba sus potenciales presas. Lucía tan pequeño e indefenso…pero no lo era. Aún sabiendo esto, no dudé em interponerme entre él y un osezno, que se había tornado agresivo. El osezno era más pequeño que yo, pero una de sus patas delanteras golpeó mi cuello tumbándome al piso. Con las garras de la otra pata delantera aruñó mi brazo. Pensé en entrar en fase en ese momento para darle su merecido, pero de pronto el pequeño oso fue derribado en menos de un segundo por Dominic.
Jacob y Nessie dejaron su juego al percatarse del altercado, Bella y Emmett se acercaron para asegurase de que todo estaba bien, en tanto mis ojos se quedaron fijos en la escena: como ese bebé tan aparentemente frágil desgarraba con cierta furia, el cuello del ahora indefenso animal.
Cuando la herida se cicatrizaba, me senté y sacudí mi cabeza para quitar el pasto que quedó en mi cabello. Dom se acercó a mí lentamente mientras retiraba los restos de sangre de su boca. Sus ojos se tornaron tristes. Me tomó un minuto darme cuenta de que él estaba preocupado por mi bienestar. Sonreí ante este hecho y me atreví a acariciar su brillante cabellera –No te preocupes, estoy más que bien-
En el momento en que una sonrisa se dibujaba en sus labios, todo a mi alrededor se hizo invisible…
La voz de mi madre, quien me llamaba para desayunar, me trajo de vuelta a la realidad. Tenía un gran día por delante. Salí de la ducha, me puse unos jeans nuevos y una blusa oscura sin mangas, y me hice una coleta. Mi madre me abrazó, como hacía siempre que saludaba, y me senté a desayunar. A continuación emprendí un pequeño paseo por la playa.
Ví algunas parejas tomándose de las manos, abrazándose, besándose, y ni siquiera me molestó. Me encontraba tan agradecida por estar imprimada. Desde que quedé hipnotizada por los ojos azules del rubio mitad vampiro, mi corazón dejó de sentirse desdichado y mi mente dejó de registrar a…Sam, aquel sentimiento que había acabado con mi felicidad ya no estaba.
Por fin Sam y Emily dejarían de preocuparse por mí.
Esta clase de reflexiones me llevaron a dar media vuelta y dirigirme a casa de mi prima.
De camino hacia allá me encontré con algunos de los chicos de la manada. Al entrar a la casa de Emily noté la presencia de Quil…si él estaba aquí entonces Claire también.
-Hola-me saludó la pequeña Claire.
-Woah, que linda te ves ¿A dónde vas?-
-A la playa a jugar con Quil-me contestó mientras se acercaba a la puerta.
De reojo miré a Quil. Él sonreía al verla. Si antes esto me parecía tonto o extraño, ahora que lo estaba viviendo en carne propia podía comprenderlo. Quil se levantó y la siguió.
De unas de las habitaciones salió Emily mientras decía:-tengan cuidado y diviértanse-
-nos vemos-les dije a los dos
-Oh…buenos días Leah-musitó mientras entraba a la cocina
-buenos días-yo la seguí hasta allá y me senté em una de las sillas.
-¿qué te trae por aquí?-peguntó al tiempo que me ofrecía un vaso de jugo.
-¿no puedo venir a visitarte?-le repliqué sarcásticamente
-¡Claro que puedes! Pero tú sabes a qué me refiero-contestó en tono cauteloso
-Con respecto a eso-comencé a decir-ya no es necesario que tú y Sam se preocupen por mis sentimientos-tomé un poco del jugo-esto de la imprimación te cambia la vida para bien-
Emily se sorprendió. Sus ojos se entrecerraron, como dudando, después al notar mi sinceridad los abrió y esbozó una amplia sonrisa.
-¿Quién es el afortunado?-
-Ehm…su nombre es Dominic…él es un mitad vampiro-bajé la mirada hacia el vaso que tenía entre mis manos.
-Oh, lindo nombre-
-No sólo el nombre es lindo-pensé
-¿Lo conociste en casa de los Cullen?-preguntó de manera casual mientras lavaba los platos.
-Sí…él es el bebé que trajo el Dr. Cullen hace unos meses atrás. El hijo de la rubia antipática Rosalie-
-¡Qué suertudo ese niño!-rompió a reírse a carcajadas-Ahora tiene a dos mujeres temperamentales que van a sobreprotegerlo y mimarlo-
-No será así si Rosalie me mata primero…no que no lo haya intentado-levanté la vista para observar su reacción.
-No creo que lo haga-dejó de reírse-Ella es su madre. No se atrevería a hacer algo que le perjudicara. Sé que eres igual de importante para él como lo es Jacob para Nessie. Así que…no pelees ¿de acuerdo?
Me limité a asentir. Sus palabras me hicieron sacar conclusiones: Aunque yo no quisiera, aunque Rosalie no quisiera, las dos íbamos a estar muy cerca ya que Dominic nos ataba.
-Gracias-le dije sonriendo con más sinceridad de la que recuerdo haber tenido alguna vez.
-De nada… ¿ya te vas?-
-Sí. Quiero saber si Seth bo ha sido devorado por los Cullen o algo así. Nos vemos Emily.-
Nos abrazamos-Hasta luego, Leah-
A penas salí de la casa, me encontré con Sam. Me quedó mirando algo sorprendido, luego sacudió la cabeza y sonrió. Pasó a mi lado y me susurró:-me alegro por ti, en serio. Espero que seas tan feliz como lo somos Emily y yo-
Y luego el entró a la casa. Me quedé congelada. Era la primera vez que me encontraba con Sam desde la imprimación. Era la primera vez, que su sonrisa no me deslumbraba. Era la primera vez que mi corazón seguía completo después de recordar porque él ya no estaba conmigo.
Nunca pensé que sería tan liberador…estaba tan relajada, tan feliz. La felicidad se esparció por todo mi cuerpo, como si mi sangre la transportara hasta último rincón de mi organismo.
Salí corriendo, directo a la mansión de los Cullen…a reencontrar la parte de mi corazón que dejé allá con él…
Ya había pasado un día desde la mega-fiesta de Nessie. Fue una mega-fiesta de verdad. La decoración, la música, la comida….todo fue impresionante. Supongo que es así cuando se tiene el todo el dinero del mundo. Si Nessie fuese como otros bebés, no hubiera valido la pena. Pero no lo es. Ella es diferente al igual que él, Dominic.
Me desperté en mi cama, otra vez pensando en él.
Seth y yo decidimos turnarnos, un día él y otro día yo, para acompañar a mamá aquí en casa. No nos quedábamos todo el día. Es sólo, durante la noche y a la hora de comer, el resto del tiempo estábamos en la mansión de los chupasangres. Aunque quisiera, no puedo pasar mucho tiempo alejada de aquella casa, ya que el único pensamiento que mi mente registra durante el día, es el adorable bebé rubio que ahora forma parte del clan Cullen.
Me metí en la ducha y dejé que el agua fría rodara por mi cuerpo, calmando la tensión en mis músculos, tensión que se ha ido acumulando con el pasar de los días, tensión causada por una rubia muy irritante.
Observé con detenimiento el lugar donde hasta hace unas horas había estado una cicatriz. Aunque ya no esté grabada en mi piel, siempre recordaría como me la hice…
Dominic salió a cazar con Emmett, Bella, Jacob y Nessie; yo los seguí…sólo para asegurarme de que él estaría bien. Me volví tan sobreprotectora como la rubia insoportable que él tiene como madre.
Jacob y Nessie estaban encerrados en su mundo de competencias de “yo tengo el más grande” y cosas por el estilo. Mientras tanto, el pequeño que ahora el centro de mi universo, observaba sus potenciales presas. Lucía tan pequeño e indefenso…pero no lo era. Aún sabiendo esto, no dudé em interponerme entre él y un osezno, que se había tornado agresivo. El osezno era más pequeño que yo, pero una de sus patas delanteras golpeó mi cuello tumbándome al piso. Con las garras de la otra pata delantera aruñó mi brazo. Pensé en entrar en fase en ese momento para darle su merecido, pero de pronto el pequeño oso fue derribado en menos de un segundo por Dominic.
Jacob y Nessie dejaron su juego al percatarse del altercado, Bella y Emmett se acercaron para asegurase de que todo estaba bien, en tanto mis ojos se quedaron fijos en la escena: como ese bebé tan aparentemente frágil desgarraba con cierta furia, el cuello del ahora indefenso animal.
Cuando la herida se cicatrizaba, me senté y sacudí mi cabeza para quitar el pasto que quedó en mi cabello. Dom se acercó a mí lentamente mientras retiraba los restos de sangre de su boca. Sus ojos se tornaron tristes. Me tomó un minuto darme cuenta de que él estaba preocupado por mi bienestar. Sonreí ante este hecho y me atreví a acariciar su brillante cabellera –No te preocupes, estoy más que bien-
En el momento en que una sonrisa se dibujaba en sus labios, todo a mi alrededor se hizo invisible…
La voz de mi madre, quien me llamaba para desayunar, me trajo de vuelta a la realidad. Tenía un gran día por delante. Salí de la ducha, me puse unos jeans nuevos y una blusa oscura sin mangas, y me hice una coleta. Mi madre me abrazó, como hacía siempre que saludaba, y me senté a desayunar. A continuación emprendí un pequeño paseo por la playa.
Ví algunas parejas tomándose de las manos, abrazándose, besándose, y ni siquiera me molestó. Me encontraba tan agradecida por estar imprimada. Desde que quedé hipnotizada por los ojos azules del rubio mitad vampiro, mi corazón dejó de sentirse desdichado y mi mente dejó de registrar a…Sam, aquel sentimiento que había acabado con mi felicidad ya no estaba.
Por fin Sam y Emily dejarían de preocuparse por mí.
Esta clase de reflexiones me llevaron a dar media vuelta y dirigirme a casa de mi prima.
De camino hacia allá me encontré con algunos de los chicos de la manada. Al entrar a la casa de Emily noté la presencia de Quil…si él estaba aquí entonces Claire también.
-Hola-me saludó la pequeña Claire.
-Woah, que linda te ves ¿A dónde vas?-
-A la playa a jugar con Quil-me contestó mientras se acercaba a la puerta.
De reojo miré a Quil. Él sonreía al verla. Si antes esto me parecía tonto o extraño, ahora que lo estaba viviendo en carne propia podía comprenderlo. Quil se levantó y la siguió.
De unas de las habitaciones salió Emily mientras decía:-tengan cuidado y diviértanse-
-nos vemos-les dije a los dos
-Oh…buenos días Leah-musitó mientras entraba a la cocina
-buenos días-yo la seguí hasta allá y me senté em una de las sillas.
-¿qué te trae por aquí?-peguntó al tiempo que me ofrecía un vaso de jugo.
-¿no puedo venir a visitarte?-le repliqué sarcásticamente
-¡Claro que puedes! Pero tú sabes a qué me refiero-contestó en tono cauteloso
-Con respecto a eso-comencé a decir-ya no es necesario que tú y Sam se preocupen por mis sentimientos-tomé un poco del jugo-esto de la imprimación te cambia la vida para bien-
Emily se sorprendió. Sus ojos se entrecerraron, como dudando, después al notar mi sinceridad los abrió y esbozó una amplia sonrisa.
-¿Quién es el afortunado?-
-Ehm…su nombre es Dominic…él es un mitad vampiro-bajé la mirada hacia el vaso que tenía entre mis manos.
-Oh, lindo nombre-
-No sólo el nombre es lindo-pensé
-¿Lo conociste en casa de los Cullen?-preguntó de manera casual mientras lavaba los platos.
-Sí…él es el bebé que trajo el Dr. Cullen hace unos meses atrás. El hijo de la rubia antipática Rosalie-
-¡Qué suertudo ese niño!-rompió a reírse a carcajadas-Ahora tiene a dos mujeres temperamentales que van a sobreprotegerlo y mimarlo-
-No será así si Rosalie me mata primero…no que no lo haya intentado-levanté la vista para observar su reacción.
-No creo que lo haga-dejó de reírse-Ella es su madre. No se atrevería a hacer algo que le perjudicara. Sé que eres igual de importante para él como lo es Jacob para Nessie. Así que…no pelees ¿de acuerdo?
Me limité a asentir. Sus palabras me hicieron sacar conclusiones: Aunque yo no quisiera, aunque Rosalie no quisiera, las dos íbamos a estar muy cerca ya que Dominic nos ataba.
-Gracias-le dije sonriendo con más sinceridad de la que recuerdo haber tenido alguna vez.
-De nada… ¿ya te vas?-
-Sí. Quiero saber si Seth bo ha sido devorado por los Cullen o algo así. Nos vemos Emily.-
Nos abrazamos-Hasta luego, Leah-
A penas salí de la casa, me encontré con Sam. Me quedó mirando algo sorprendido, luego sacudió la cabeza y sonrió. Pasó a mi lado y me susurró:-me alegro por ti, en serio. Espero que seas tan feliz como lo somos Emily y yo-
Y luego el entró a la casa. Me quedé congelada. Era la primera vez que me encontraba con Sam desde la imprimación. Era la primera vez, que su sonrisa no me deslumbraba. Era la primera vez que mi corazón seguía completo después de recordar porque él ya no estaba conmigo.
Nunca pensé que sería tan liberador…estaba tan relajada, tan feliz. La felicidad se esparció por todo mi cuerpo, como si mi sangre la transportara hasta último rincón de mi organismo.
Salí corriendo, directo a la mansión de los Cullen…a reencontrar la parte de mi corazón que dejé allá con él…
miércoles, 5 de mayo de 2010
Cumpleaños:Parte 2
Narrado por Bella
En cuanto escuché un auto estacionarse en el jardín, supe que ya era hora. Reneé había llegado junto con Charlie y yo tendría muchas cosas que explicar.
Según Edward, Charlie le dijo a mi madre que yo ya no estaba enferma pero que mi físico estaba algo cambiado y claro…también estaba el asunto de que ahora es abuela. Esa noticia le fascinó. Sé que le hubiese encantado acompañarme durante el embarazo, pero por obvios motivos fue imposible.
Edward tomó mi mano y juntos nos dirigimos a la entrada. Si mi corazón aún latiera, estaría a punto de salir de mi pecho.
Alice me guiñó un ojo para darme ánimos y Jasper también ayudó…me sentí más relajada.
Pude escuchar los pasos de mis padres mientras se acercaban a la casa. Escuchar la voz de mi madre casi me hace salir volando a su encuentro.
De repente ahí estaba. Frente a frente.
-¿Bella?, ¿eres tú?-
Ella sonreía, ¿por qué?
-Sí, mamá. Soy yo-
-Oh, Bella…mi vida. Me alegra que estés bien- salió corriendo para abrazarme. No rechazó el contacto con mi piel fría y dura. Así que le correspondí el abrazo. Fue indescriptible lo que sentí e ese momento.
Luego nos separamos, colocó sus manos en mi rostro –Oh, estás algo diferente. Muy…hermosa. No que antes no lo fueras, pero…woah-dijo con entusiasmo.
Ya extrañaba las palabas de mi dulce madre.
-Ehm…hola Edward ¿cómo estás?-
-Feliz, más feliz que nunca, Reneé-contestó Edward con una preciosa sonrisa.
Después del saludo de mi padre, él y Edward ingresaron a la fiesta para darnos privacidad.
Empezamos a caminar en silencio alrededor de la casa.
-Y entonces, ¿cómo te va en tu vida de casada?-
-Bien mamá, Edward y yo somos increíblemente felices-
-Sí, eso noté- me dedicó otra sonrisa.
Hubo otro silencio.
-¿Y mi nieta? Me dijo Charlie que su nombre es Reneesme. Es un lindo nombre-
-Sí…-no sabía como continuar-antes de que la conozcas, yo debo decirte que…-
Me callé de nuevo. ¿Debía decirle toda la verdad? ¿O aceptaría cosas a medias como Charlie?
Reneé se detuvo. Me miró a los ojos y volvió a sonreírme. Tomé eso como un incentivo. Junté nuestras manos y no dejé de observarlas.
-Mamá yo…-sentí un nudo en la garganta-Yo soy…soy…un…vampiro-No me dí cuenta de que estaba susurrando las palabras. Tal vez no me escuchó. Tal vez podría inventar una historia. Tal vez deba esperar otro año.
Pero al levantar mi mirada, encontré lágrimas en los ojos de mi madre. Y ya no pude decir nada más. Era como si mi voz se hubiese perdido.
¿Este era el final de todo? ¿Mi madre se enteraba que yo era un vampiro y ya no me querría más? ¿Podría yo vivir con eso? No… ¿quería yo vivir con eso?
Sentí como mi frío y paralizado corazón se estaba partiendo. Solté su cálida mano e inmediatamente le dí a espalda. Quería salir corriendo o…volando y desaparecer.
No me arrepentía de nada. Amo a Edward más que a nada y Reneesme es mi todo, pero Reneé es mi madre, la que me dio la vida, la que me crió y me dió su amor, la que se sacrificó y se preocupó por mí. Debí haber pensado un poco en ella, en como le afectaría todo esto. Fui tan egoísta.
-Madre, lo siento. Yo…-mi voz estaba quebrada. Estaría chillando con todas mis fuerzas si pudiera pero en lugar de eso mis ojos estaban secos. Deseé tanto poder soltar una lágrima para poder demostrarle cuanto lo sentía. Súbitamente un contacto cálido me sacó de mis cavilaciones…era el abrazo de mi madre. Dejé de respirar mientras ella me abrazaba por la espalda, por varios minutos.
Asustada ella me soltó –Lo siento hija. Supongo que debe ser difícil para ti estar a mi lado-habló con tono apenado mientras se secaba las lágrimas con un pañuelo.
Necesité unos minutos para descifrar sus palabras: -¡¿Qué?!- le contesté desconcertada.
-Quiero decir-dijo bajando la voz-si eres vampiro y yo soy humana, debe ser difícil para ti evitar beber mi sangre-
Ese pensamiento, yo bebiendo la sangre de mi madre- me hizo estremecer. Luego lo pensé mejor y no pude evitar reír. ¿Ella había aceptado todo tan fácilmente?
-No…mamá. Estoy bien. No Tengo sed-me di la vuelta para volver a ver sus ojos. Ella estaba ¿feliz?
-¿en serio?, entonces vas a tener que contarme toda la historia, ok?
-Sí, claro- no me podía creer todo esto –aunque la historia es un poco larga así que…-me interrumpió.
-No te preocupes, me quedaré aquí en Forks por 2 días. Me puedes contar sobre tu nuevo estilo de vida después de la fiesta. Quiero conocer a mi nieta-
Caminamos de nuevo. Cuando llegamos a la puerta de la casa preguntó: -¿ella también es especial?
-Sí, mucho-le sonreí
-Mamá puedo preguntarte… ¿por qué llorabas?
-Ah…porque es el sueño de toda madre el que su hijo viva para siempre.
Me puse a pensar en ello y volví a sonreír.
-Y también…porque no estás enferma- me guiño el ojo.
Al entrar todos estaban bailando. Pude notar la cara de preocupación de Charlie, él cual al vernos tomadas de la mano, se relajó.
Edward se acercó a nosotras con Reneesme en brazos. Lucía tan adorable con su tercer vestido del día: rosado con encajes dorados. Sus rizos caían naturalmente dándole un aspecto más tierno. Yo no era la única en notar eso.
Reneé se quedó paralizada. Sus ojos estaban tan abiertos y pude escuchar como tragaba saliva ruidosamente.
-¿Ella…es mi…nieta?-preguntó entrecortadamente.
-Sí…ella es Reneesme Carlie Cullen- dijo Edward con reverencia.
Ella extendió los brazos hacia su abuela, la cual aún algo confundida, extendió los suyos también para sostenerla.
-Eres lo más lindo que he visto y verá en mi vida- dijo llorando, esta vez de felicidad. Nessie sonrió y la abrazó.
Entonces suspiré de alivio. Supe que todo estría bien desde ese momento. Podría estar con mis padres lo que les resta de vida.
Lo noche transcurrió entre música, comida, chistes, risas. No recordaba un momento más feliz que este…Éramos todos una familia ahora.
En cuanto escuché un auto estacionarse en el jardín, supe que ya era hora. Reneé había llegado junto con Charlie y yo tendría muchas cosas que explicar.
Según Edward, Charlie le dijo a mi madre que yo ya no estaba enferma pero que mi físico estaba algo cambiado y claro…también estaba el asunto de que ahora es abuela. Esa noticia le fascinó. Sé que le hubiese encantado acompañarme durante el embarazo, pero por obvios motivos fue imposible.
Edward tomó mi mano y juntos nos dirigimos a la entrada. Si mi corazón aún latiera, estaría a punto de salir de mi pecho.
Alice me guiñó un ojo para darme ánimos y Jasper también ayudó…me sentí más relajada.
Pude escuchar los pasos de mis padres mientras se acercaban a la casa. Escuchar la voz de mi madre casi me hace salir volando a su encuentro.
De repente ahí estaba. Frente a frente.
-¿Bella?, ¿eres tú?-
Ella sonreía, ¿por qué?
-Sí, mamá. Soy yo-
-Oh, Bella…mi vida. Me alegra que estés bien- salió corriendo para abrazarme. No rechazó el contacto con mi piel fría y dura. Así que le correspondí el abrazo. Fue indescriptible lo que sentí e ese momento.
Luego nos separamos, colocó sus manos en mi rostro –Oh, estás algo diferente. Muy…hermosa. No que antes no lo fueras, pero…woah-dijo con entusiasmo.
Ya extrañaba las palabas de mi dulce madre.
-Ehm…hola Edward ¿cómo estás?-
-Feliz, más feliz que nunca, Reneé-contestó Edward con una preciosa sonrisa.
Después del saludo de mi padre, él y Edward ingresaron a la fiesta para darnos privacidad.
Empezamos a caminar en silencio alrededor de la casa.
-Y entonces, ¿cómo te va en tu vida de casada?-
-Bien mamá, Edward y yo somos increíblemente felices-
-Sí, eso noté- me dedicó otra sonrisa.
Hubo otro silencio.
-¿Y mi nieta? Me dijo Charlie que su nombre es Reneesme. Es un lindo nombre-
-Sí…-no sabía como continuar-antes de que la conozcas, yo debo decirte que…-
Me callé de nuevo. ¿Debía decirle toda la verdad? ¿O aceptaría cosas a medias como Charlie?
Reneé se detuvo. Me miró a los ojos y volvió a sonreírme. Tomé eso como un incentivo. Junté nuestras manos y no dejé de observarlas.
-Mamá yo…-sentí un nudo en la garganta-Yo soy…soy…un…vampiro-No me dí cuenta de que estaba susurrando las palabras. Tal vez no me escuchó. Tal vez podría inventar una historia. Tal vez deba esperar otro año.
Pero al levantar mi mirada, encontré lágrimas en los ojos de mi madre. Y ya no pude decir nada más. Era como si mi voz se hubiese perdido.
¿Este era el final de todo? ¿Mi madre se enteraba que yo era un vampiro y ya no me querría más? ¿Podría yo vivir con eso? No… ¿quería yo vivir con eso?
Sentí como mi frío y paralizado corazón se estaba partiendo. Solté su cálida mano e inmediatamente le dí a espalda. Quería salir corriendo o…volando y desaparecer.
No me arrepentía de nada. Amo a Edward más que a nada y Reneesme es mi todo, pero Reneé es mi madre, la que me dio la vida, la que me crió y me dió su amor, la que se sacrificó y se preocupó por mí. Debí haber pensado un poco en ella, en como le afectaría todo esto. Fui tan egoísta.
-Madre, lo siento. Yo…-mi voz estaba quebrada. Estaría chillando con todas mis fuerzas si pudiera pero en lugar de eso mis ojos estaban secos. Deseé tanto poder soltar una lágrima para poder demostrarle cuanto lo sentía. Súbitamente un contacto cálido me sacó de mis cavilaciones…era el abrazo de mi madre. Dejé de respirar mientras ella me abrazaba por la espalda, por varios minutos.
Asustada ella me soltó –Lo siento hija. Supongo que debe ser difícil para ti estar a mi lado-habló con tono apenado mientras se secaba las lágrimas con un pañuelo.
Necesité unos minutos para descifrar sus palabras: -¡¿Qué?!- le contesté desconcertada.
-Quiero decir-dijo bajando la voz-si eres vampiro y yo soy humana, debe ser difícil para ti evitar beber mi sangre-
Ese pensamiento, yo bebiendo la sangre de mi madre- me hizo estremecer. Luego lo pensé mejor y no pude evitar reír. ¿Ella había aceptado todo tan fácilmente?
-No…mamá. Estoy bien. No Tengo sed-me di la vuelta para volver a ver sus ojos. Ella estaba ¿feliz?
-¿en serio?, entonces vas a tener que contarme toda la historia, ok?
-Sí, claro- no me podía creer todo esto –aunque la historia es un poco larga así que…-me interrumpió.
-No te preocupes, me quedaré aquí en Forks por 2 días. Me puedes contar sobre tu nuevo estilo de vida después de la fiesta. Quiero conocer a mi nieta-
Caminamos de nuevo. Cuando llegamos a la puerta de la casa preguntó: -¿ella también es especial?
-Sí, mucho-le sonreí
-Mamá puedo preguntarte… ¿por qué llorabas?
-Ah…porque es el sueño de toda madre el que su hijo viva para siempre.
Me puse a pensar en ello y volví a sonreír.
-Y también…porque no estás enferma- me guiño el ojo.
Al entrar todos estaban bailando. Pude notar la cara de preocupación de Charlie, él cual al vernos tomadas de la mano, se relajó.
Edward se acercó a nosotras con Reneesme en brazos. Lucía tan adorable con su tercer vestido del día: rosado con encajes dorados. Sus rizos caían naturalmente dándole un aspecto más tierno. Yo no era la única en notar eso.
Reneé se quedó paralizada. Sus ojos estaban tan abiertos y pude escuchar como tragaba saliva ruidosamente.
-¿Ella…es mi…nieta?-preguntó entrecortadamente.
-Sí…ella es Reneesme Carlie Cullen- dijo Edward con reverencia.
Ella extendió los brazos hacia su abuela, la cual aún algo confundida, extendió los suyos también para sostenerla.
-Eres lo más lindo que he visto y verá en mi vida- dijo llorando, esta vez de felicidad. Nessie sonrió y la abrazó.
Entonces suspiré de alivio. Supe que todo estría bien desde ese momento. Podría estar con mis padres lo que les resta de vida.
Lo noche transcurrió entre música, comida, chistes, risas. No recordaba un momento más feliz que este…Éramos todos una familia ahora.
lunes, 3 de mayo de 2010
Cumpleaños:Parte 1
Narrado por Edward
Una mañana más para recordar el resto de la eternidad…una mañana más que me encuentro a lado de la mujer que amo…una noche más de pasión que termina con caricias y besos de mi parte. No me puedo imaginar algo más placentero que esto.
Me quedaría por siempre en esta cama con ella, para amarla por el resto de nuestra existencia pero…tenemos responsabilidades: una hermosa hija llamada Reneesme que hoy nos va a necesitar más que nunca, hoy en su primer cumpleaños.
Jamás había sido capaz de negarle algo a Bella…decirle que no a algo que ella realmente quería me hacía sentir mal. Yo haría y daría todo por ella, incluso mi vida si ella así lo deseara. Suena algo obsesivo, pero ¿no fue ella siempre motivo de obsesión para mí?
Pude haber seguido besándola, y susurrándole “te amo” tantas veces posible; pero ya eran las 7:30 y podía escuchar los pensamientos de nuestra hija, lista para el mejor día se su vida.
Me detuve en seco, saliendo disparado de la cama, lo suficientemente rápido para que Bella no me retuviera. Me vestí y empleando todo el autocontrol posible le dije:
-Vamos a ver a Reneesme-
Bella no lo pensó 2 veces. Se levantó y se vistió, tomó mi mano y nos dirigimos a ver a nuestra pequeña.
-Buenos días, Reneesme… ¡Feliz Cumpleaños!-gritamos al unísono.
Ella se abalanzó sobre nosotros y nos abrazó. Siempre tan dulce…siempre tan cálida.
Mi esposa la llevó en brazos y juntos fuimos a cazar. Cuando llegamos a nuestro lugar favorito del bosque donde encontramos por suerte unos deliciosos leones, nos encontramos con Jacob. Él estaba tan feliz como nosotros por el cumpleaños de Reneesme.
-Feliz cumpleaños, Ness-la felicitó Jacob mientras sonreía tan jovialmente como siempre.
-¿Puedo?- nos preguntó ella con ojos serios. Ella entendía que a Bella y a mí nos incomodaba un poco su relación con Jacob.
Bella dudó, y luego la soltó. Sé que no debería enojarme, aún así mi corazón sintió una gran punzada cuando Reneesme saltó a los brazos de él.
Sentí la mano de Bella apretar con cariño la mía y me susurró:-dejémosles solos un minuto-
Pude ver en sus ojos, ahora color ámbar, que sentía los mismo que yo, pero la felicidad de nuestra hija va primero.
Luego de cazar fuimos a casa de Carlisle. Alice iba a dar una fiesta de 1 día. Según lo que entendí, comenzó a decorar a la medianoche para hacerla más significativa…cosas de Alice.
Yo iba a ayudar a Esme con la comida, ya que a la fiesta estaban invitados nuestros amigos los lobos, Charlie y…Reneé.
Bella se estuve comunicando con ella por teléfono, fingía su voz al principio pero después tomó el suficiente valor para ser sincera. Para sorpresa de todos Reneé quiso saber más. Así que hoy ella sabría toda la verdad. Carlisle y Alice tenían grandes expectativas con respecto a eso, pero Bella estaba igual de nerviosa como cuando se enteró Charlie. Y yo estaría apoyándola siempre, pasara lo que pasara.
Cuando llegamos a casa escuché los pensamientos de Rosalie. Estaba como gritando…muy enojada. No había estado tan enojada desde que salvé a Bella de ser atropellada por el auto de Tyler Crowley.
-Yo la odio, la detesto. Si se acerca a él, yo la mato-decía internamente.
Todos estaban algo tensos. Alice peinaba a Rose mientas Seth sobaba los hombros de Leah para tranquilizarla. En cuanto todos nos vieron llegar, gritaron alegres: ¡Feliz Cumpleaños Reneesme!
Hasta Dom que llegó corriendo de la cocina, mientras era perseguido por Emmett. Dominic abrazó a Nessie y Alice les tomó una foto. Otra para el álbum-pensé.
Esme llevó a sus nietos a la cocina y Rosalie empezó a hablar.
-Bien perro-se dirigió a Jacob-dile a tu amiguita que se mantenga alejada de mi bebé, porque a la próxima no dudaré en morderla-
-¿Por qué? ¿Qué pasó?-preguntó Jacob exaltado.
-Nada-contestó Leah arrastrando las palabras.
¡¿Nada?!-gritó furiosa Rosalie.
-Rose, calma por favor-intervino Carlisle.
-En realidad sí pasó algo-admitió Seth con una media sonrisa.
Y pude ver en qué pensaba. Él y Leah estaban fuera de casa esperando a Jacob, cuando Dominic salió de casa y se encontró con ellos. En una fracción de segundo, su mirada hizo contacto con la de Leah y Leah…
-Imprimación-dije con serenidad.
-¡¿Qué?! ¡¿Leah?!-expresó Jacob con una mezcla de sorpresa y felicidad.
-Sí se imprimió de mi bebé, pero que ni crea que yo-sus palabras fueron interrumpidas por Leah- No planeo hacer nada, rubia histérica.
-Vamos Rose, cálmate, no es tan malo-Emmett se acercó para abrazar a Rose pero ella lo rechazó.
-Esto es algo que no se podía impedir. Rose, sé comprensiva. Leah no va a hacerle nada a Dominic, sólo a cuidarlo como lo que hace Jacob con Nessie-explicó Carlisle con cariño mientras colocaba su mano en el hombro de Rosalie- además a él le agrada ella.
Podía entender como se sentía ella. Acabas de tener a tu hijo y de repente el destino lo ata a alguien de por vida, sin lugar a otras opciones. Ver que esa relación se estrecha cada día más aunque sea tan pequeño…ver que tu bebé prefiere estar con alguien más que no eres tú. Sí, yo podía entender eso.
-Ok, ok-gritó Alice mientras aplaudía para llamar nuestra atención-sé que ha ocurrido algo inesperado pero no vamos a detener la fiesta por esto, ¿verdad?-
Rose se calmó en seguida. Ella amaba mucho a Reneesme como para arruinar la fiesta.
-Aún hay cosas por hacer Rose, vamos-
Rose la siguió obedientemente.
-Pon algo de música, de preferencia que sea la favorita de la homenajeada-pensó Alice.
Coloqué algo de música, no era mucho de mi agrado ya que demostraba lo mucho que Jacob había influido en mi niña. Bella fue a la cocina para llevar a Nessie a ver su primer regalo, un vestido del más fino algodón y del color del cielo.
Conforme la tarde transcurría, la casa se llenaba de globos blancos y rosados, serpentinas y otros adornos. Hasta había una gigantografía afuera que anunciaba: ¡Bienvenidos al cumpleaños de Reneesme Carlie Cullen!
Los invitados fueron llegando a eso de las 3 de la tarde y Reneesme lució otro vestido, esta vez blanco con detalles plateados. Los regalos traídos por los invitados eran colocados en una larga mesa al lado de la puerta principal. El pastel que hice aún estaba en la cocina, pero los bocaditos ya estaban a disposición de los invitados. Los lobos tenían un gran apetito. Me alegró que ellos se mezclaran con nosotros sin ningún recelo, las únicas que parecían incómodas eran Leah y Rose.
Sue Clearwater llegó sola y en cuanto me enteré de la razón, fui a decírselo a mi esposa: -Charlie va a traer a Reneé-
Reneé había viajado sola desde Jacksonville. Su esposo, Phil, no la acompañó esta vez porque tenía un juego importante; eso fue lo mejor ya que no existía garantía de que su reacción después de enterarse de la verdad, fuera la que nosotros esperábamos.
Era encantador observar a mi hija bailar, ella era lo contrario a Bella en ese aspecto.
Me dirigí hacia mi preciosa esposa para acompañarla. Todos pudimos oír las llantas del auto que se estacionaba en el jardín. Charlie y Reneé acababan de llegar. Tomé la mano de Bella y salimos a recibirlos.
Una mañana más para recordar el resto de la eternidad…una mañana más que me encuentro a lado de la mujer que amo…una noche más de pasión que termina con caricias y besos de mi parte. No me puedo imaginar algo más placentero que esto.
Me quedaría por siempre en esta cama con ella, para amarla por el resto de nuestra existencia pero…tenemos responsabilidades: una hermosa hija llamada Reneesme que hoy nos va a necesitar más que nunca, hoy en su primer cumpleaños.
Jamás había sido capaz de negarle algo a Bella…decirle que no a algo que ella realmente quería me hacía sentir mal. Yo haría y daría todo por ella, incluso mi vida si ella así lo deseara. Suena algo obsesivo, pero ¿no fue ella siempre motivo de obsesión para mí?
Pude haber seguido besándola, y susurrándole “te amo” tantas veces posible; pero ya eran las 7:30 y podía escuchar los pensamientos de nuestra hija, lista para el mejor día se su vida.
Me detuve en seco, saliendo disparado de la cama, lo suficientemente rápido para que Bella no me retuviera. Me vestí y empleando todo el autocontrol posible le dije:
-Vamos a ver a Reneesme-
Bella no lo pensó 2 veces. Se levantó y se vistió, tomó mi mano y nos dirigimos a ver a nuestra pequeña.
-Buenos días, Reneesme… ¡Feliz Cumpleaños!-gritamos al unísono.
Ella se abalanzó sobre nosotros y nos abrazó. Siempre tan dulce…siempre tan cálida.
Mi esposa la llevó en brazos y juntos fuimos a cazar. Cuando llegamos a nuestro lugar favorito del bosque donde encontramos por suerte unos deliciosos leones, nos encontramos con Jacob. Él estaba tan feliz como nosotros por el cumpleaños de Reneesme.
-Feliz cumpleaños, Ness-la felicitó Jacob mientras sonreía tan jovialmente como siempre.
-¿Puedo?- nos preguntó ella con ojos serios. Ella entendía que a Bella y a mí nos incomodaba un poco su relación con Jacob.
Bella dudó, y luego la soltó. Sé que no debería enojarme, aún así mi corazón sintió una gran punzada cuando Reneesme saltó a los brazos de él.
Sentí la mano de Bella apretar con cariño la mía y me susurró:-dejémosles solos un minuto-
Pude ver en sus ojos, ahora color ámbar, que sentía los mismo que yo, pero la felicidad de nuestra hija va primero.
Luego de cazar fuimos a casa de Carlisle. Alice iba a dar una fiesta de 1 día. Según lo que entendí, comenzó a decorar a la medianoche para hacerla más significativa…cosas de Alice.
Yo iba a ayudar a Esme con la comida, ya que a la fiesta estaban invitados nuestros amigos los lobos, Charlie y…Reneé.
Bella se estuve comunicando con ella por teléfono, fingía su voz al principio pero después tomó el suficiente valor para ser sincera. Para sorpresa de todos Reneé quiso saber más. Así que hoy ella sabría toda la verdad. Carlisle y Alice tenían grandes expectativas con respecto a eso, pero Bella estaba igual de nerviosa como cuando se enteró Charlie. Y yo estaría apoyándola siempre, pasara lo que pasara.
Cuando llegamos a casa escuché los pensamientos de Rosalie. Estaba como gritando…muy enojada. No había estado tan enojada desde que salvé a Bella de ser atropellada por el auto de Tyler Crowley.
-Yo la odio, la detesto. Si se acerca a él, yo la mato-decía internamente.
Todos estaban algo tensos. Alice peinaba a Rose mientas Seth sobaba los hombros de Leah para tranquilizarla. En cuanto todos nos vieron llegar, gritaron alegres: ¡Feliz Cumpleaños Reneesme!
Hasta Dom que llegó corriendo de la cocina, mientras era perseguido por Emmett. Dominic abrazó a Nessie y Alice les tomó una foto. Otra para el álbum-pensé.
Esme llevó a sus nietos a la cocina y Rosalie empezó a hablar.
-Bien perro-se dirigió a Jacob-dile a tu amiguita que se mantenga alejada de mi bebé, porque a la próxima no dudaré en morderla-
-¿Por qué? ¿Qué pasó?-preguntó Jacob exaltado.
-Nada-contestó Leah arrastrando las palabras.
¡¿Nada?!-gritó furiosa Rosalie.
-Rose, calma por favor-intervino Carlisle.
-En realidad sí pasó algo-admitió Seth con una media sonrisa.
Y pude ver en qué pensaba. Él y Leah estaban fuera de casa esperando a Jacob, cuando Dominic salió de casa y se encontró con ellos. En una fracción de segundo, su mirada hizo contacto con la de Leah y Leah…
-Imprimación-dije con serenidad.
-¡¿Qué?! ¡¿Leah?!-expresó Jacob con una mezcla de sorpresa y felicidad.
-Sí se imprimió de mi bebé, pero que ni crea que yo-sus palabras fueron interrumpidas por Leah- No planeo hacer nada, rubia histérica.
-Vamos Rose, cálmate, no es tan malo-Emmett se acercó para abrazar a Rose pero ella lo rechazó.
-Esto es algo que no se podía impedir. Rose, sé comprensiva. Leah no va a hacerle nada a Dominic, sólo a cuidarlo como lo que hace Jacob con Nessie-explicó Carlisle con cariño mientras colocaba su mano en el hombro de Rosalie- además a él le agrada ella.
Podía entender como se sentía ella. Acabas de tener a tu hijo y de repente el destino lo ata a alguien de por vida, sin lugar a otras opciones. Ver que esa relación se estrecha cada día más aunque sea tan pequeño…ver que tu bebé prefiere estar con alguien más que no eres tú. Sí, yo podía entender eso.
-Ok, ok-gritó Alice mientras aplaudía para llamar nuestra atención-sé que ha ocurrido algo inesperado pero no vamos a detener la fiesta por esto, ¿verdad?-
Rose se calmó en seguida. Ella amaba mucho a Reneesme como para arruinar la fiesta.
-Aún hay cosas por hacer Rose, vamos-
Rose la siguió obedientemente.
-Pon algo de música, de preferencia que sea la favorita de la homenajeada-pensó Alice.
Coloqué algo de música, no era mucho de mi agrado ya que demostraba lo mucho que Jacob había influido en mi niña. Bella fue a la cocina para llevar a Nessie a ver su primer regalo, un vestido del más fino algodón y del color del cielo.
Conforme la tarde transcurría, la casa se llenaba de globos blancos y rosados, serpentinas y otros adornos. Hasta había una gigantografía afuera que anunciaba: ¡Bienvenidos al cumpleaños de Reneesme Carlie Cullen!
Los invitados fueron llegando a eso de las 3 de la tarde y Reneesme lució otro vestido, esta vez blanco con detalles plateados. Los regalos traídos por los invitados eran colocados en una larga mesa al lado de la puerta principal. El pastel que hice aún estaba en la cocina, pero los bocaditos ya estaban a disposición de los invitados. Los lobos tenían un gran apetito. Me alegró que ellos se mezclaran con nosotros sin ningún recelo, las únicas que parecían incómodas eran Leah y Rose.
Sue Clearwater llegó sola y en cuanto me enteré de la razón, fui a decírselo a mi esposa: -Charlie va a traer a Reneé-
Reneé había viajado sola desde Jacksonville. Su esposo, Phil, no la acompañó esta vez porque tenía un juego importante; eso fue lo mejor ya que no existía garantía de que su reacción después de enterarse de la verdad, fuera la que nosotros esperábamos.
Era encantador observar a mi hija bailar, ella era lo contrario a Bella en ese aspecto.
Me dirigí hacia mi preciosa esposa para acompañarla. Todos pudimos oír las llantas del auto que se estacionaba en el jardín. Charlie y Reneé acababan de llegar. Tomé la mano de Bella y salimos a recibirlos.
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