sábado, 24 de abril de 2010

Nacimiento

Esta es el primer fanfic que publico, soy super fan de la saga de Twilight así que ese es el tema del fic. No soy una gran escritora pero espero que le guste la historia. Me encantan las perspectivas así que decidí que cada capítulo tendría diferentes narradores...y soy romántica así que el amor es lo principal.

NACIMIENTO
Narrado por Carlisle

Y llegó el día de regresar a casa. A pesar de que sólo estuve fuera por 4 días, me parecieron 4 décadas…debe ser porque extraño a mi familia.

¿Qué pensarán cuándo llegue a casa con “esto”?... en realidad no hay mucho que pensar pero sin duda habrá diversas reacciones. Es lo que pasa en una familia con personalidades tan diversas.

Ni yo mismo estaba seguro de esto, habrá consecuencias a largo plazo, eso es seguro, pero hasta entonces habrá que disfrutar del momento…

El camino de vuelto a Forks me pareció interminable, sí…estaba realmente ansioso por llegar y ver a mi familia…y por tener en mis brazos a mí querida Esme…a ella la extrañaba más que a nada en este universo. Deseaba tanto volver a verla…su cabello color miel, su angelical rostro, su cálida voz, su perfecta figura…sé que el solo hecho de volver a besar sus suaves labios me hará olvidar las palabras de aquella señora…

Mi viaje a Chicago era una visita médica privada para Kate Ford, la hija recién casada de una antigua habitante de Forks que fue mi paciente en una ocasión. La Sra. Abigail, la madre de Kate, nunca estuvo de acuerdo con el matrimonio de su hija, había algo en su futuro yerno…algo que le daba mala espina. Pensé que era algún tipo de prejuicio, pero al ver el vientre de Kate, sabía que ese embarazo era peligroso.

Kate lucía demacrada, estaba muy delgada, sus ojos azules sin embargo brillaban con la misma intensidad que brillaron los ojos achocolatados de mi nuera.
Sí…ella lo sabía…estaba embarazada de un vampiro y su embarazo la estaba matando, pero lucía feliz al igual que lo hacía Bella.

La Sra. Abigail solo quería que su hija se recuperara…no quería saber nada del anormal embarazo de su hija…solo anhelaba ver a Kate sana y fuerte como antes. Las discusiones de madre e hija acerca de que hacer con respecto al embarazo empeoraban cada día. Las razones por las cuales el esposo de Kate no se encontraba presente eran desconocidas.
Me dediqué a escuchar a Kate, la alimenté con sangre cuando su madre no nos veía y cuando le advertí lo que sucedería si continuaba adelanta con la gestación, ella solo dijo:
-No importa…este es el fruto de mi amor por él…no lo veo como un error. Todo saldrá bien si usted me ayuda.

El tono que empleó en sus palabras me recordó a Elizabeth, la madre biológica de Edward, ese tono significaba que conocía lo que yo era…

La cesárea estaba planeada para la mañana de mi día 3 en Chicago, sin embargo el bebé no estuvo de acuerdo. A las 4 de la madrugada, Kate se retorcía del dolor en su cama y vomitaba sangre por la boca…el bebé dañaba sus órganos internos.
La Sra. Abigail entró en shock al ver la escena y empezó a gritar: ¡mátelo, mátelo!
Pero la mirada de Kate indicaba lo contrario, iba a dar la vida por su hijo…y yo lo acepté…acepté que trataría de salvar a ambos. Cuando la anestesia hizo su efecto, y saqué al niño, pude ver la gravedad del daño en el cuerpo de ella.

Hice lo posible…lo humanamente posible…pero Kate no resistió.

Barajé en mi mente la opción de transformarla pero su madre aún seguía fuera de la habitación, no tendría como explicarlo…no podía exponer a mi raza. Y de repente recordé las palabras que Kate me dijo esa mañana: -Procure salvarlo…primero él, después yo…si mi esposo no llega hasta el momento del parto significa que no regresará más y yo no quiero…no puedo vivir sin su compañía. Aunque extrañaré a mi hijo, tengo la extraña sensación de que va a ser muy feliz- dijo guiñándome un ojo.

Kate murió…mientras su madre gritaba y maldecía detrás de las puertas y yo sostenía a un bebé…un niño muy lindo…con ojos azul cielo al igual que su madre, una cabellera rubia como sol y una piel dura y suave que delataba su naturaleza.
Lo limpié y los vestí con aquella suave ropa para bebé que compra una madre ilusionada…aunque sería ropa que no le quedará por mucho tiempo…

La Sra. Abigail, aún en shock, ni siquiera lloró, en cuanto vio el cuerpo sin vida de su única hija, empezó a preparar el entierro de la misma; no sin antes agradecer por mis servicios:

-Muchas gracias, Dr. Cullen. Sé que usted hizo lo posible, pero tengo que admitir que ella fue terca al arriesgar su vida por un MONSTRUO. Estoy segura de que su “esposo” nunca la amó y ahora ella está muerta…Y con respecto a “eso”-dijo mientas señalaba a la criatura-lléveselo porque no quiero ver el rostro del asesino de mi Kate…no quiero saber nada de esa abominación que no dudó en arrebatarme el tesoro más preciado de mi vida.
Se rió sin alegría y agregó: -sé que si lo deja aquí no dudaré en matarlo.

Esas palabras fueron suficientes para mí…tomé al niño y salí de esa casa con un gran pesar, dejando a la Sra. Abigail con todo ese dolor, pero también deseando no volver a vivir esa situación…no volver a escuchar esas palabras.

Ya llegando a Forks me percaté de de que al igual que Nessie, éste bebé iba a ser muy amado y que no habría necesidad de mirar atrás, al menos que él así lo quisiese.

El día estaba nublado totalmente, típico de Forks. El bebé aún dormía. Estuvo despierto desde que nació hasta que salimos de Chicago. Seguro estaba asustado por las palabras de su abuela…tan asustado que no quiso alimentarse y eso me preocupó.

Mi Mercedes avanzó por la carretera, desviándose hacia el norte. La paz retornó a mi interior cuando pasé por el camino no pavimentado y recorrí el bosque. Recorrí lentamente el jardín de la casa y por fin pude escuchar la voz de mi eterna amante…mi dulce Esme.
-Ya llegó- dijo con su tierna voz.
Pude escuchar los pasos de todos acercándose a la entrada. Dejé el auto en el garaje, percatándome de la presencia de un nuevo auto, probablemente de Rosalie…sonreí…bajé del auto, saqué al niño y me dirigí a casa.

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